Viernes, 22 de febrero de 2008
En Valparaíso
Tengo el pelo sucio y huelo mal. Hace dos días que Gabriel no puede llevarme al baño, porque ha tenido que salir temprano a pagar cuentas y hacer diligencias. Llega pasado el mediodía y me dice que está cansado, que mejor mañana me carga hasta la bañera.
Me pica todo. Siempre he sido de las que se ducha todos los días y la ausencia de agua me está matando.
La cama se ha vuelto una prisión. Huele a encierro y hedor humano. Me nauseas. Son poco más de la una de la tarde y hace un calor de la puta madre. Tengo sed y no hay agua a mano. Tengo hambre y Gabriel está tardando demasiado. Sudo tanto que las sábanas están húmedas y fétidas. Todo es tan asqueroso y esto no es más que el principio. Me quedan tantas semanas con la condenada bota.