Fragmento #2 - Sorpresa y folios vacíos

Las calles están repletas de gente y la lluvia me recuerda a esos días de infancia largos y felices.. Sí, felices.. Las escaleras del edificio se me hacen muy cortas y al llegar huele a estrés, hoy es un día importante. Mi trabajo consiste en una columna peculiar, algo poco frecuente. La noche de ayer fue Halloween y mi celebración fue una mezcla de extraños pensamientos y un par de cervezas con Leire en el piso. Leire es mi compañera de alquiler, de redacción y de ciertas confidencias que, a menudo, no me arreglan la autoestima pero me animan a sufrir una noche maravillosa.
Una fiesta implantada de origen americano... calabazas, vampiros y rostros blancos que llaman a una noche temeraria y de cierto escándalo. Mi columna es mística, seria y con demasiada crítica.. Quizás también porque la subjetivdad que añado es notable, y mi vida en este último año ha estado llena de desgarradores momentos.
Y vuelvo a encontrar esos ojos que siempre me miran al sentarme en mi sitio de la sección: Actualidad y cultura. Ese reojo me agobia y a veces me dan ganas de decirle: Alejandro, deja de mirarme por favor... ¡Me agobias! Pero nunca lo hago.. Quizás porque me consuelo pensando que su vida es peor que la mía y por eso presiento que su cabeza está llena de penas y malos augurios.. En realidad, no me gusta pensar en mi vida y me encantaría saber que es más fácil de lo que parece.
Empiezo a recolectar información de diferentes anuarios.. Mi folio deja de estar vacío y así continuo durante un par de horas...
La máquina de café me espera como cada mañana en la esquina de la recepción y Leire no aparece.. Hoy está ocupada, seguro... Y entonces, aparece de nuevo..
- Ey! Buenos días Bedda.
- Ey... Hola... ¿Qué tal?- qué pocas ganas de conversación, se me nota en cada gesto.
- He oído que quizás te trasladen a la redacción de Girona.
- Sí.. Quizás, es lo más seguro.. El jefe estuvo comentándomelo la semana pasada.
Alejandro bebe un sorbo de café; su mirada regresa impasible a mis ojos y vuelve a abrir la boca.. Acaba de pasar un chico con un par de novelas de Saramago en las manos.
- Deberías volver a ello..
- Tonterías, Alejandro, en serio...
- Tal vez.. Pero tus expectativas corren más rápido que tu cabeza, créeme...
- Después de este año tan largo.. tan pesado... sería una idea malísima... Un error catastrófico..
Leire llega de lejos y su saludo me distrae de la conversación.. Pero él me vuelve a mirar, tira el café en la papelera y hace amago de marcharse..
- Y, acaso, las malas ideas, ¿no son las mejores?