Etoiles d'Encre
Vous souhaitez réagir à ce message ? Créez un compte en quelques clics ou connectez-vous pour continuer.


 
AccueilAccueil  Dernières imagesDernières images  S'enregistrerS'enregistrer  Comment participer ?Comment participer ?  ConnexionConnexion  
Le deal à ne pas rater :
Cartes Pokémon EV6.5 : où trouver le Bundle Lot 6 Boosters Fable ...
Voir le deal

 

 Fragmento #103 – Solos en casa

Aller en bas 
AuteurMessage
Naos

Naos



Fragmento #103 – Solos en casa Empty
MessageSujet: Fragmento #103 – Solos en casa   Fragmento #103 – Solos en casa Empty07.01.09 22:57

Domingo, 12 de Octubre de 2008
En Barcelona

Bernard y Ernesto se han ido a visitar a un amigo. Les he dicho que no quería ir, así podré hablar a solas con Astrid. Aclarar todo antes de irme, aclarar que no ha pasado nada. Todo esto es muy raro…
Me armo de valor y me dirijo a su habitación. Mario, es sólo una niña… No deberías tenerle miedo. Me repito una y otra vez.
- Buenos días, Astrid – digo desde el quicio de la puerta
- Dirás, buenas tardes – me contesta.
- Eh… ¡sí! Buenas tardes – corrijo, no sé qué me pasa.- ¿Qué tal?- le pregunto fuera de mí.
- Bien, estudiando… Tengo mucho trabajo por delante si quiero ponerme al día, pero creo que lo conseguiré.
Me mira desde la cama como si esperara a que hablara. Como si supiera a lo que vengo. No sé por dónde empezar…
- Os vais el lunes, ¿verdad? – me pregunta. Parece que la pregunta le duele.
- Sí… por la tarde. El martes tenemos que trabajar ya.
- ¿Tienes que irte? – me pregunta levantándose de la cama y acercándose.
- ¡¡¡Astrid!!! – le grito apartándola con los brazos- Creo que te has confundido.
- No, yo no me confundo.- me rebate al vuelo un poco indignada- El confundido eres tú.
- ¿Y por qué preguntas si me tengo que ir? Claro que me tengo que ir…
- Porque no quiero que te marches… Pero lo entiendo, no te enfades – me dice acercándose y posando su cabeza en mi pecho.- Tú eres el único que parece entenderme, que no me trata como si fuera estúpida o estuviera loca… Sé que hay muchas cosas que nos separan, soy consciente de ello, pero lo que siento es real, ¿no lo notas?
Algo me recorre desde la cabeza a los píes, una especie de escalofrío. El corazón se me acelera, siento su respiración en mi piel. Sus frías manos bajan y agarran las mías. Ahora noto ese mismo escalofrío, pero desde su cuerpo.
- Mario… creo que te quiero.
- Y yo, Astrid…
¿Qué has dicho, Mario? ¿Estás loco? Deja de pensar, no seas tan calculador. Astrid se pone de puntillas y busca mis labios con dulzura. Es el momento de pararle los pies, de acabar con todo esto… No puedo, no puedo. La razón y la cordura parecen huir de mí y me quedo abandonado con los despojos del sentimiento. Busco sus labios y la beso, son suaves y húmedos. La noto temblar entre mis brazos, parece que tiene miedo pero sigue besándome… Deja de pensar, Mario… Ahora lo único que tienes que hacer es vivir.
La llevo hasta la cama y la tumbo sobre el edredón, sigue besándome. Me deshago de mi camiseta y comienzo a desabrocharle la chaqueta que lleva. Juego con su pelo y beso su cuello. Noto su desnudez erizarse con el roce de mi lengua mientras se acompasan nuestras respiraciones aceleradas y unos débiles gemidos acompañan a las caricias de Astrid.
El hombre es un ser racional, pienso. Sí, hay que pensar… No somos simples animales… ¡¡Cállate Mario!! Mis debates internos se ven interrumpidos por las manos de Astrid que buscan el botón de mis pantalones, logra desabrocharlo y yo sigo con la cremallera. Ahora hacen compañía al resto de la ropa en el suelo. Nos miramos perplejos, como unos desconocidos, desnudos. Observamos nuestros cuerpos y logramos saber quiénes somos. Parece asustada, dejándose llevar por sus sentimientos.
Tranquila, le susurro al oído antes de besarle el cuello. Su piel es demasiado blanca para ser real, comienza a sudar levemente y se mezcla en mi piel. Recorro su cuerpo con dulzura, deteniéndome en cada pequeño detalle. Ella sigue acariciándome mecánicamente, sin control, parece abandonarse por momentos. De repente, parece volver en sí y un largo beso me atrae a su cuerpo.
La abrazo con fuerza, pero con cuidado. Tengo el miedo absurdo de que pueda romperse bajo mi cuerpo.
La respiración se me acelera cada vez más. Astrid parece volver a irse, abandona la cama y huye. Pero su cuerpo sigue allí, acompasado junto al mío. Da un pequeño grito y le hago callar posándole un dedo sobre sus labios, está sudando. Me besa y clava las uñas en mi espalda, muerde mi cuello…
Es el momento, Mario. Olvídate de todo pensamiento negativo. Me abandono a la carne húmeda, huyo de allí junto a ella. Y juntos, escapamos del edredón entre besos desahogados.
Cierro los ojos, el corazón se tranquiliza y la respiración toma su ritmo normal. La noto junto a mí, abrazada entre las sábanas. Noto como me mira.
- Te quiero, Mario…
Esas palabras me hacen abrazarla, como instintivamente. La quiero. Hay algo en ella que me muestra lo más oculto de mi ser, todo aquello a lo que tengo miedo. No, no se lo puedo decir. Esto no puede ser… El Mario pensador y calculador parece volver. Callo.
Revenir en haut Aller en bas
 
Fragmento #103 – Solos en casa
Revenir en haut 
Page 1 sur 1
 Sujets similaires
-
» Fragmento #56 - Al fin en casa
» Fragmento #69 - La Casa
» Fragmento #37 - En casa de Pierre
» Fragmento #77 - En casa de Mario
» Fragmento #101 - 14

Permission de ce forum:Vous ne pouvez pas répondre aux sujets dans ce forum
Etoiles d'Encre :: Foro español :: ARCHIVOS :: Archivos :: Mario-
Sauter vers:  
Ne ratez plus aucun deal !
Abonnez-vous pour recevoir par notification une sélection des meilleurs deals chaque jour.
IgnorerAutoriser