Naos
| Sujet: Fragmento #112 – Resaca 07.01.09 23:04 | |
| Lunes, 3 de Noviembre de 2008 En Sevilla Entro en la tienda y Ernesto me mira, se detiene, de arriba abajo me observa detenidamente. - Hola…- me dice, volviendo a su tarea. - Buenos días, Ernesto. Me quito la chaqueta y la cuelgo en el perchero junto a la bufanda gris. Cuando voy hacia el almacén y comienzo a abrir la puerta, Ernesto carraspea y se levanta de la silla girándose hacia mí. - ¿Te has mirado?- me pregunto. - ¿Cómo…?- no sé a qué se refiere. - Que si te has mirado al espejo, Mario…- me recorre de nuevo con la mirada- ¿No te has visto? - No sé qué me dices, Ernesto. - La ropa… llevas la misma ropa que el pasado viernes.- se acerca y me olfatea como un perro- ¿Te has duchado estos días? Huele a… Hueles mal. - Es… Bueno…- la mirada de Ernesto se me clava- ¡No te tengo que dar explicaciones! Me giro con violencia y entro en el almacén, cerrando la puerta. Levanto la mirada, poco a poco, hasta llegar al pequeño espejo que está colgado entre dos estanterías repletas de libros. ¿Ese soy yo? La puerta se abre y Ernesto aparece mirándome extrañado. - ¿Piensas quedarte aquí toda la mañana?- me pregunta con algo de desprecio. - Eh… Perdona, Ernesto…- le digo mirando al suelo y escabulléndome tras su espalda. - ¿Y las gafas?- me pregunta. - ¿Qué gafas? - Las gafas de sol… Las llevas puestas. - Ah… Perdona…- le digo quitándomelas y colocándolas entre los rizos del pelo. La mirada de Ernesto se clava, más que nunca, en mis ojos. - ¿Has fumado?- me pregunta incrédulo. - ¡¿De qué hablas?!- le espeto saliendo del almacén. - Has fumado, Mario. Se te nota en los ojos… ¡Estás completamente grogui! - Verás…- comienzo a decir, no controlo mis palabras. No sé lo que digo… - ¡Verás nada!- me interrumpe alzando la voz- ¿Te crees que soy estúpido? - Ernesto… - Ni Ernesto, ni ostias…- me grita encolerizado. - Verás… - ¡Cállate, Mario! No sé qué problemas tendrás, porque tampoco te abres nunca con nadie… Pero esta no es la manera de arreglar las cosas. - Ernesto, entiéndeme… Yo…- me sale la voz sin querer, sé que debería callar, pero no puedo. - ¡Vete de aquí, Mario!- con el brazo señala la puerta de la calle- ¡Vete! Coge tus cosas y vete a casa… ¡No puedes trabajar así! Cuando te recuperes o quieras hablar, vuelve… Pero así no… ¡Así no, Mario! Una sensación de ira recorre mis pensamientos, mis movimientos se vuelven torpes. Agarro el abrigo y la bufanda y salgo, cerrando la puerta de un golpe. En la calle hace frío… Quizás encuentre algún bar para entrar en calor.
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