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 Fragmento #116 – Un sueño interminable

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Naos

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Fragmento #116 – Un sueño interminable Empty
MessageSujet: Fragmento #116 – Un sueño interminable   Fragmento #116 – Un sueño interminable Empty07.01.09 23:09

Viernes, 7 de Noviembre de 2008
En Sevilla

No sabía que las manchas de sangre fueran tan difíciles de quitar; vuelvo a meter la ropa de Astrid en la lavadora, tras haber frotado en el lavabo las manchas por enésima vez. No ha traído maletas, sólo tiene esta ropa… ¿Cómo habrá llegado hasta aquí? No quiero preguntarle y tampoco quiero llamar a nadie, ella me lo pidió… Le debo un favor, cuidaré de ella.
Como si se tratara de una flor cortada, marchita, pero con un halo de la belleza de lo que fue un día, yace en mi cama. Con una camiseta y unas calzonas mías. Las manchas de sangre reseca que tenía por el cuerpo se las limpié anoche. La volví a tener desnuda entre mis brazos, pero los sentimientos fueron distintos, tenía los nudillos roídos… de ahí no ha podido salir tanta sangre. ¿Le habrá pasado algo a Bernard? Tantas preguntas se me vienen a la cabeza… y cada una más insufrible e incontestable.
Oigo una voz desde el cuarto, me parece que Astrid me llama.
- ¿Estás ahí, Mario?
Entro en la habitación y enciendo la luz.
- Hola, Astrid…
- Mario… ¿qué me está pasando?
- No sé… eso me lo tendrás que decir tú. Te encontré ayer en la calle… en Sevilla, ¡¡en mi casa!!
Es todo tan surrealista, creo que estoy soñando. Todo esto es un sueño, una pesadilla interminable que me persigue desde hace días. Sí… algún día despertaré y todo habrá desaparecido. Astrid comienza a llorar, parece que tiembla. Tiene miedo, está perdida y desconsolada; los ojos rojos, comienza a frotárselos. Me acerco y me siento en la cama junto a ella, la abrazo y ella apoya la cabeza en mi pecho.
- No sé cómo he llegado hasta aquí, tengo mucho miedo.
- Astrid… ¿cómo no lo vas a saber?- me descoloca, pero sé que no miente- Voy a llamar a tu tío…
- ¡¡No!!- grita impidiéndome que me mueva de allí- No le llames, por favor. Aún no…
- ¿Sabe algo?- le pregunto.
- No… Pasó algo en casa. Yo… Él… Bueno, me besó, nos besamos. Fue cuando Laura se fue, entonces ocurrió todo. Él me estaba besando y dijo su nombre… -parece avergonzarse con lo que me está contando- Siento todo esto… yo no quería, no sé ni por qué pasó, no entiendo nada de todo lo que me ha ocurrido estos días… no era yo. Intenté defenderme. De verdad que lo intenté… Y entonces me fui. Pero no sé como llegué aquí. Algo me atrajo hasta ti.
- Pero… ¿qué pasó, Astrid? Me estás asustando…
- Él intentó… y yo…- habla ella pero parece estar ausente- Por favor, no le llames, tengo miedo.
- ¿De él? – le pregunto. Ella me mira con firmeza, parece radiografiarme con sus claros ojos
- Sólo me siento segura contigo.- contesta al fin.
- Ahora vengo… -le digo mientras me levanto y comienzo a salir.- Espera ahí, tranquila. Voy a traerte algo calentito para comer.
- No te vas, ¿verdad? No me dejarás sola…
- No… - le respondo ya fuera del dormitorio.

Corro hacia el teléfono del salón y comienzo a marcar el teléfono de la librería. Esto ha pasado de castaño a oscuro… No puedo seguir así… Aunque no quiera hablar con Ernesto, no conozco a otra persona que me pueda ayudar en estos momentos.
- ¿Sí?- dice al descolgar.
- Hola, Ernesto…- le digo yo.
- ¡Hombre! Dichosos los oídos, hijo…
- Hola… Necesito tu ayuda, Ernesto.
- ¿Sí?- me pregunta- ¿Qué ocurre? ¿Has hecho algo mal? ¿Te arrepientes de algo? Habla…
- No es el momento para eso… Es Astrid…
- ¿Astrid?- pregunta extrañado.
- Sí, sí… Está en mi casa.- le contesto.
- ¿En tu casa?- pregunta lentamente y comienza a reírse.- Mira, Mario, deja de beber o deja de hacer lo que estés haciendo, de tomar lo que estés tomando...
- Ernesto…
- ¡Calla!- me interrumpe furioso.- Deja de hacer estupideces, y entonces me llamas…

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