Fragmento #129 – S.O.S.

Descuelgo el teléfono, me lleno de valor y marco el número…
- ¿Diga?- me quedo mudo al oír la voz de Bernard.- ¿Hola?- insiste.
- Eh... ¿Bernard?
- Sí, soy yo, ¿quién llama?
- Soy... soy Mario. De Sevilla, amigo de Ernesto, ¿recuerdas?
- Mmm... Sí. Mario…- se queda en silencio.- Ernesto me llamó hace unas semanas, me habló de ti. ¿Cómo estás ahora?
- Pues... mejor. He estado unos días muy mal... después de que se fuera As...- no, no… ¡calla!- Y bueno... ¿tú qué tal?
- Mal, muy mal. Seguimos buscándola... a Astrid quiero decir.- la voz se le entrecorta, parece nervioso y asustado.- Nadie sabe dónde está. Tengo miedo de que le haya podido ocurrir algo… Esperaba que tú pudieras decirme algo pero Ernesto... bueno, ya le conoces. Quiere protegerte.
- Pues... Astrid vino a mi casa y...- ¡te estás volviendo loco!- Bernard, ya sé que todo esto suena muy raro, pero es verdad... Estuvo unos días en casa y luego... se fue, desapareció una noche, me dejó una nota diciendo que volvía a casa...- ¡majareta!- Después de eso... desperté en la habitación de un hospital y es la historia que Ernesto te habrá contado
- Sí, me lo explicó todo. Aunque él no te cree…- vuelve a quedarse callado- Pero yo sí Mario. Astrid sólo habría recurrido a ti después de lo que hizo...
- ¿Lo que hizo?- pregunto extrañado. ¿Qué hizo? ¡Loco!
- Bueno, da igual, ya es pasado. Mario, ¿de verdad que no sabes nada más? ¿No decía nada más la nota? ¿Nunca te hablo de nadie ni de ningún lugar?
- Un mensaje…
- ¡¡Ah!! ¿¡Un mensaje!?- grita exaltado desde el otro lado de la línea- ¡¡Joder Mario!! ¡¡Cuéntame!!
- Un mensaje de voz en el contestador… pensé que era una broma de alguien hasta que mencionó a Laura…
- ¿A su madre? ¿Qué dijo de ella?
- Laura sabe dónde está Astrid…- ¡Loco! La camisa de fuerza me debe de quedar muy bien…
- ¿¡Y nada más, Mario!?- Bernard parece desesperado.
- Es estúpido... pero el otro día tuve un sueño.- le digo.
-¿Un sueño?
- Si... ¡bah! Una tontería, no me eches cuenta…
- Tratándose de ella nada es una tontería. Cualquier pista... cualquier cosa...
- Pues... soñé que estaba en un campo nevado, que me costaba andar por un camino interminable hasta que apareció una casa. Parecía abandonada... Y apareció Astrid... pidiéndome ayuda.
- Una casa...- Bernard se queda callado.
- ¿Sigues ahí?- pregunto
- Gracias Mario. Te mantendré informado…- y cuelga el teléfono.

¡Loco! ¡Majara! Mmm… paredes acolchadas, correas, píldoras…

- ¿Te pasa algo, Mario?- me pregunta María asomándose por la puerta del dormitorio.
- Nada, nada… No te preocupes, cariño.