Fragmento #75 - Un hincha

Hemos aprovechado un pequeño parón de Pablo para bajar al Trópico. Con la buena cerveza, además alhambra (pequeño guiño andaluz, por fin, dentro de la gran metrópoli) a un euro y poco y unos caracoles que regala la casa, no sé quién nos va a sacar de aquí. Suena de fondo M-clan y Pablo se mira por encima el Marca.
- Hay que ver, el palo que se llevó ayer Estados Unidos...
- Que se jodan por prepotentes, los chulos esos.
- Me cago en el Bush y su puta madre - me encantan las expresiones parroquiales de taberna. No entiendo por qué nunca salió una versión alcohólico-tabernera de Barrio Sésamo.
Pablo cierra el Marca, me mira y se encoge de hombros. Bebemos. A él le gusta el fútbol, y aún no entiendo por qué. Es decir, a mí me gusta el fútbol. O, más bien, me gusta las posibilidades que abre el fútbol. Esa forma de acudir a la caja de Pandora, ese territorio tan fértil de lo incierto y cómo a veces unos pocos y pequeños engranajes encajan para sacar a la luz la magia, la lucidez. Y poco más. Pero a él le gusta el fútbol, es un forofo del fútbol. Un hincha del fútbol club Barcelona. Y eso, por supuesto, no tiene sentido dentro de lo que es Pablo, de cómo es. Pero le gusta.