Fragmento #9 – ¿Y si vienes?

Primavera extraña. Suelo encontrarme alterado en estos meses; sin embargo cada año la alteración tiene un lema distinto. Exteriormente los síntomas son similares: padezco alergia al polen... a muchos pólenes. La procesión interna es la que cambia, como si fuera una un reflejo de la otra. Hay muchas emociones, o sensaciones cuya mejor exteriorización podría ser un cuadro de alergia. Por ejemplo: escuchar la Cope por las mañanas (en realidad a cualquier hora)

Sigue lloviendo, pero yo lo celebro. Aunque a veces ni los efectos higiénicos del agua sobre el cielo de Madrid duren mucho: hoy en el horizonte se ve ya el velo de la contaminación; y sólo hace horas que dejó de llover.

Estoy escribiendo a Andrea, literalmente, es decir, una carta. Una vieja costumbre que ahora retomamos. Y no es esa la causa de mis alteraciones, estas tienen origen laboral. Hace tiempo hubiera pensado que un instante como este, en el que tengo un papel dirigido a Andrea entre mis manos, provocaría en mi pax interna un sin fin de cataclismos. Pero no pasa nada, no siento nada más allá de la curiosidad por saber que fue de una antigua... mmm definir lo que fue Andrea si que puede ser un problema. Con los años creo que me he vuelto muy intransigente para las definiciones de ciertas cosas o personas que me rodean.

Tengo un follón increíble en la oficina fundamentado en todo ese trabajo que pudo ser realizado en mejores épocas y ahora se acumula. Aun así evito dedicarles, aunque podría, tiempo a los molinos en casa. En estas horas consigo evadirme en la relativa quietud silencio y aislamiento que proporciona un rincón de Madrid.

En la carta invito a Andrea a pasar este puente conmigo, hace años que no nos vemos. ¿Por qué me da igual su respuesta?