Fragmento #3 - Soledad y Abstracción

Ahora si estoy bien. El nuevo corte de pelo que tengo y que me hice esta mañana me sienta estupendamente, y menos mal, porque son nueve euros de mi vida gastados en un nuevo look.
Estoy sentado en un banco de los muchos que hay en la Plaza Nueva, contemplando que a pocos metros de mí se encuentran las nuevas esculturas en exposición, esta vez dedicadas al almirante Cristóbal Colón y sus descubrimientos.
Son algo abstractas. Bueno no, son muy abstractas. Desde luego hay que tener mucha imaginación para ver a un marinero sosteniendo un catalejo en una masa amorfa de piedra llena de colores.
No me gusta el arte abstracto. Ni el abstracto, ni lo los nuevos estilos artísticos. No me siento atraído por ellos. Me gustan más los estilos antiguos hasta el Barroco.
Miro al ayuntamiento. Se encuentra enfrente de mí. Este arte si me gusta; con sus líneas definidas, sus adornos, su majestuosidad y pervivencia.
Sentado en el banco me pongo a pensar. La gente camina a mi alrededor, todos con prisas sin echar cuenta de nada, ni siquiera un vistazo al paisaje tienen ante ellos. Ni siquiera a ellos mismos. Parece autómatas movidos por la mano del destino.
Y pienso; ¿Es necesario estar solo para poder admirar la belleza que se encuentra ante nosotros?
Una paloma se posa enfrente de mí. La miro y por un instante siento como parece mirarme fijamente. El tiempo parece pararse.
Sólo estamos tú y yo, mi querida amiga emplumada y nido de garrapatas.
Tú, yo y la soledad.