Fragmento #3 - Pos-it y demás

Siempre pierdo las llaves y el despiste en este ámbito de mi vida es algo tan usual como despertarme cada mañana, pero hoy las llevo, en el bolso y bien guardaditas. Al entrar al piso, sólo puedo pensar en el deseo de llegar a la cocina y prepararme un buen café caliente; en esta época del año una taza de café es tan agradecido...
La gran sorpresa es que me encuentro una nota en la puerta superior del frigorífico. Es de Leire. Llegará tarde porque ha quedado.
Entro a su habitación y está completamente desordenada. Seguramente al llegar de la redacción, sacaría toda la ropa del armario y viéndose sola, se probaría miles de conjuntos, eligiendo, al final, el más provocativo, como siempre... Me necesita.
Quiero estar frustrada, y que el viento me despeine. Una película no muy buena, pero me recuerda al día de ayer... Halloween... Un escalofrío me recorre el cuerpo al mirar al fondo del salón. La biblioteca parece llamarme y me acerco casi sigilosa; qué me pasa, los libros no pueden escucharme los pasos... Pero un miedo muy desagradable me acompaña. Al final de la segunda estantería están esos folios... Me encantaría decir malditos, pero una lluvia de ideas empieza a llenar mi mente... La frase de Alejandro, los ánimos de Leire, las fiestas de Ángel. Un deseo irremediable de tomar los folios, y empezar a guionizar mis historias me interrumpen en una noche de pensamientos abstractos... No quiero, pero sí quiero... Qué típico, pero no puedo evitar sonreír.
Los pasos de Leire se escuchan desde el piso y viene rápido... Una mala sensación me recorre el cuerpo.
Leire entra al piso cabizbaja. Ni siquiera me mira y mis ojos recorren todo su camino hasta su habitación. Va llorando y un pañuelo se le cae junto al sofá.
El teléfono suena en el bolso.