Alnilam
| Sujet: Fragmento #11 - Un asiento vacío y codiciado 06.01.09 16:50 | |
| Jueves, 11 de septiembre de 2008 En Matalascañas Creí que nunca me alegraría tanto de ver al vehículo, por el horizonte, que me transportaría a Sevilla. Sí, es increíble. Adriana se me acerca, con lágrimas en los ojos, y me mete la lengua hasta la campanilla. - Te espero ansiosa, Jaime.
Joder, me sorprendo de lo poético que le ha quedado y me pregunto seriamente si no ha visto demasiadas veces "Lo que el viento se llevó". No, lo dudo; hoy día el único extraño que la vería sería yo. ¿Un pensamiento algo borde?, ¿a cuento de qué? Tal vez de lo diferentes que somos, que hasta la frase le ha quedado carente de sentimientos. Le dedico una sonrisa y me meto en el autobús. Este ya había hecho una parada en Caño Guerrero, por lo que la gran mayoría de los asientos, que dan a la ventana, están ocupados. Bien. ¡Un hueco en una ventana! No, está ocupada por una niña que se ríe maliciosamente. Tengo mucho miedo. ¡Vaya! Una mujer mayor está sentada en el asiento de atrás y no está en la parte de la ventana... Sí, mi fe en Chester triunfa de nuevo. - ¿Te quieres sentar aquí? - Me pregunta la mujer mayor señalándome el asiento vacío y codiciado. - Sí, por favor. Es usted muy… No me deja terminar la frase cuando la mujer despega su enorme culo del asiento y ocupa el que yo quería. Me sonríe y supongo que le debo dar las gracias. - Gracias, señora, es usted muy... Me vuelve a interrumpir. Empieza a hablarme del motivo por el que vuelve a Sevilla. Creo que el trayecto va a ser largo. - ¿Y tú por qué vuelves a Sevilla? - Me pregunta con una sonrisa que saca sus dientes a relucir. - Verá, yo vuelvo porque... - ...Mi hija también tiene que volver a su trabajo, ¿te he dicho en lo que trabaja mi hija? Muy largo.
El autobús arranca y de la Antigüedad ya hemos llegado a 1808 en España. Está mujer estaba convencida de que era descendiente de Carmen, la Cigarrera. ¿Todo está conectado? Me pongo las gafas de sol, mientras ella me habla, y cierro los ojos en el atardecer conversado.
Cuando abro los ojos, tras un frenazo que había dado el conductor, ella va ya por la guerra civil española, su madre se enamoró de uno de los componentes de las Brigadas Internacionales. Si Pérez Galdós levantara la cabeza...
¡Oh, no! ¿Qué ven mis ojos? Es la niña que me da miedo, y tiene un arma de destrucción masiva, un collar de bolitas. Con un grito de jugueteo me rompe el collar en la cara y me llena la camiseta de bolitas, que pronto fueron a parar al suelo del vehículo. - NIÑAAAAAAAAAAAA.... - La madre presa de la ira era un calco de la niña del exorcista. De un momento a otro la cabeza comenzará a darle vueltas y su color se tornará verdoso. La madre se levanta de su sitio y se va al asiento de la niña, le empieza a pegar en el culo y la niña comienza a llorar y a gritar. "Así me gusta, hija, echando cojones", al tiempo que la anciana comienza ahora hablarme de la prensa del corazón, que según ella influía mucho en la Historia, de manera que la Duquesa de Alba estaba también emparentada con ella. - De manera que pertenece usted al noble linaje. - Le comento un poco irónico. - ¿Eso que es, niño? Es como existen tantas cosas nuevas hoy... No me lo puedo creer. Me dio por girarme y hallé otro asiento vacío, junto a una chica guapísima. - Señora, sígame hablando que voy a recoger una bolita que se le ha caído a la chiquilla.
Me siento con la chica. - ¿No te importa, verdad? Es rubia con el pelo rizado y largo, ancha de caderas, bajita y labios carnosos llevaba unas gafas de sol que ocultaban sus ojos, una camiseta de tirantas gris, una falda vaquera corta y unas chanclas. Bellísima. Me mira y me sonríe. Puedo sentarme. "Buen comienzo, Jaime" Intento sacarle tema dos o tres veces, pero se me hace imposible. No me ayuda nada. Continúa leyendo su maldito libro y no quiere abrirse a mí. En fin, no siempre puede uno cosechar triunfos.
Suelta el libro. ¿Me va a dirigir la palabra? No, se echa a dormir.
Se despierta, me dice que tiene frío y a raíz del clima hablamos. Es una chica encantadora, su sonrisa me vuelve loco. Y por una vez, morbo o amor me da igual porque ella representa el frío y el calor, el romanticismo y la pasión desenfrenada. El típico modelo de mujer con la que no me importaría tener una noche apasionada o compartir mi vida. - ¿Tienes novia, Jaime? Esa es una buena pregunta. - ¿Importa eso? - Solo preguntaba. “Está por ti, Jaime" - Digamos que perdí algo importante. Gajes del oficio. - No eres muy hablador sobre el tema, ¿verdad? - Prefiero guardarme ciertas cosas para mí. - Eres un hombre… - ¿Extraño? - La interrumpo yo. - Misterioso. - Hace una pausa y mira el paisaje. Aún no habíamos llegado a la gran urbe ornamentada de edificios y polución. - Justo mi tipo. - ¿Es una indirecta? - Pregunto burlonamente. - No, es una directa. La chica tiene clase, de eso no me cabe duda. - ¿De dónde eres? - Pregunto. - De Huelva, pero me traslado a Sevilla para instalarme ya, antes de que comience el curso. - ¿Qué estudias? - Historia. ¿Coincidencia? Mi cara de sorpresa hace que ella enarque una ceja por encima de las gafas y pregunta. - ¿Y tú? - Historia. - ¿No te has preguntado nunca lo curioso de las cosas?, parece que las hacen adrede. - Nunca me pregunto a mí mismo lo que me hace pensar. Sonrisa. Flechazo.
Continuamos hablando sobre estudios, aficiones, literatura y películas. Una conversación en toda regla. Cuando llegamos a Sevilla, era ya la noche, bajamos del autobús; y tras recoger su maleta me da un papel, en el que me escribió su dirección de correo electrónico. - Si quieres un día de estos hablamos y quedamos para dar un voltio. Y me planta un beso en la boca. Mucha clase. - Adiós, guapo.
Sin previo aviso una mano se posa en mi hombro, era la mujer mayor. - Por una chica así yo también hubiese dejado la historia que te estaba contando. Me deja cortado. - Mire, señora, el paisaje era precioso y usted tenía la ventanilla. ¿Por qué no lo aprovechó en vez de hablarme? - ¿Sabes? Creo que este podría ser el principio de una bonita amistad. | |
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