Alnilam
| Sujet: Fragmento #36 - Oranco 06.01.09 17:14 | |
| Miércoles, 31 de Diciembre de 2008 En Sierra Nevada Las nueve y media. Dentro de muy poco, el 2008 se extinguirá y solo será otro borrón de tinta con el que rellenar papel en los exámenes. Nada cambiará, seguiremos en mitad de una crisis financiera, con la lucha antiterrorista y con los habituales por menores de plomo duro en Irak. Yo... Bueno, solo sé que con suerte veré la luz del día mañana. No sé qué cojones pasará conmigo, desde luego, tenía razón, una vez entras en este mundillo, ya no tienes vuelta atrás. Y si mi padre se queda en paro, algún ingreso debe entrar en casa, si para ello hace falta mi implicación en asuntos turbios, que así sea.
Termino el cigarrillo y tiro la colilla a la blanca nieve. Subo las escaleras en dirección a mi habitación, va siendo hora de que me vaya arreglando para la fiesta. Una ducha caliente, un afeitado, una camisa blanca, la corbata negra... En unos minutos estoy listo para la acción. Respiro hondo antes de abrir la puerta y giro el pomo con brusquedad, salgo y cierro la puerta tras de mí.
Me acerco al comedor central, la gran mayoría de los que allí están son chavales de mi edad. Tengo la corazonada de que en la misma mesa donde veo a Marta, están también Pablo y compañía. Con lo cual sería el momento ideal para ver el registro de habitaciones de la recepcionista. Lo preocupante es el cómo lo voy a hacer. Bajo por el ascensor hasta llegar a la primera planta y allí esta la misma persona que me atendió ayer. - ¿Usted no descansa hoy? Me dedica una sonrisa. - Lamentablemente, no. - Es una lástima. Entonces, ¿no va a comer las uvas? - Bueno, algunas compañeras y yo nos comeremos las uvas dentro. - Hace una pausa. - ¿Y usted?, creo que las tomará con sus amigos de Oranco. - ¿Oranco? - Sí, es el nombre que la señorita... - Se pone a buscar un nombre en una lista, que está situada junto al teléfono. - ... ¡Marta! - Digo sobresaltado. - Sí, Marta. Me acerco mucho más al mostrador y pongo el brazo encima de la lista. - Y, ¿cómo dice que se llama usted? Me sonríe. - Concha. - Concha. - Repito yo, sonriendole, con una voz suave. - ¿Sabe? Ahora que ya sabemos nuestros nombres no hay razón para que nos tratemos de "usted". ¿No le parece? - Es el protocolo del... - Rompe el protocolo por mí. Y vente a Oranco. - Ni siquiera sé tu nombre. - Me llamo... Mario. ¿Qué me dices? - Es una oferta tentadora, pero yo... Tengo mucho trabajo aquí. - Por unos segundos,¿no hay nadie que te pueda cubrir la espalda? - Si me esperas aquí un segundo, Mario. Voy a preguntar dentro a mis compañeras. - Tómate tu tiempo. La chica se levanta. Verguenza le tenía que dar estar flirtenado con un chaval de veinte años, pobre, tiene todas las papeletas para ser una chica despistada. Cojo la lista y busco el nombre de Pablo, está en una planta inferior a la mía, habitación 242. Dejo la lista en el mismo sitio donde lo dejó ella mientras buscaba el nombre de Marta. Y desaparezco.
Voy a coger el ascensor y espero pacientemente que este llegue. Tarda unos segundos y por fin abre sus puertas donde encuentro a Estrella. Entro en el ascensor y antes de que ella diga nada acciono el número de mi planta. - ¡Estrella! Su reacción es darme una bofetada. - Estamos en paz. - A juzgar por el tono de tu mensaje, no esperaba esta respuesta ante el hecho de que nos viéramos. - Tu estuve llamando toda la mañana, Jaime, y no apareciste. Desapareciste de mi vida como...¿Cuánto tiempo?, ¿ cuatro o cinco días sin saber nada de tí? Ni un toque, Jaime. - De no ser importante, te aseguro que te habría llamado, cariño. - Nos miramos a los ojos. - Estás preciosa. ¿Me está perdonando la vida con su mirada? - De acuerdo. Eres la chica más fea y estúpida que me he cruzado en la vida. - Habló el hombre responsable. ¿Cómo era aquello? - Finge pensar. - Ah, sí. "Estrella te aseguro que tu eres esa persona tan importante en mi corazón." - Me dice intentando imitar mi voz. Sonrío. El ascensor abre sus puertas y salimos los dos. Yo voy encaminado a mi habitación y ella se para de súbito. - ¿Qué hago aquí? Me vuelvo y la miro. - Lo que hacen todas las parejas, cariño. Vas a tomar una copa en mi habitación. - ¿Crees que porque tienes una corbata te voy a hacer caso? - En realidad, no. Creo que vas a venir porque tengo una botella de un licor muy caro. - Sabes cómo hacer que una chica diga sí, ¿no? - En realidad, no. Solo dejo que ella misma decida lo que quiera. - Jaime, eres el hombre que siempre quedará encima. Me acerco más a ella. - Yo siempre quedo encima. - Le digo en un susurro y la beso en los labios. - Eso me encanta. Abro la puerta y entramos en la pequeña habitación...
La espontaneidad con las que nos desenvolvimos, adornada de besos cariñosos y tiernas caricias, hizo del acto del amor algo mágico y del ambiente se podía respirar la felicidad de habernos encontrado. Necesitaba estar con ella, abrazarla, besarla, amarla... Y creo que ella también. A cada instante estaba deseando que la noche no terminara nunca, una noche de la que nosotros somos dueños. No recuerdo haber sido tan feliz nunca, y ella lo ha conseguido. - Te quiero. - A pesar de que ella me lo ha dicho más veces a mí que yo a ella, se lo digo suavemente en el oído, mientras le beso la oreja. Hacía mucho tiempo que no le decía a nadie eso. Pero nuestra entrega, esta noche, habla por sí sola. Y aunque no se lo dijese, nada más que por el hecho de estar compartiendo la nocturnidad sabe que es así. - Te quiero, Jaime. Más de lo que tu te puedes imaginar. Mi boca la besa con pasión para dejarnos embaucar en el amor una vez más... | |
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