Fragmento #25 - La cuerda floja

Está siendo una buena tarde, son muchas las monedas de la funda. Se están portando bien mis queridos transeúntes. Volveré a casa con el bolsillo bien hinchado.
Por lo demás, la tarde ha sido terrible. No he parado de sudar, porque hace calor y con el calor se suda, claro. Así que he tenido que parar un rato, hará ya una hora, para meterme algo frío entre pecho y espalda. Ay, David. Menos mal que el sol se pone ahora y la tarde se muere en secreto.
De pronto, plaf. Al carajo. Es poner el si menor, y salta una cuerda. Menos mal que ha dejado la violencia para otro día, se ha roto sin latigazo. Resoplo, me siento, saco de la funda otra cuerda...es una 5º. Saco la rota y la dejo a un lado. Tengo que aflojar las demás, para poder meter la mano por el agujero, tantear, meter la cuerda y atarla. Luego, vuelvo a tensarlas.
No tiene sentido seguir tocando. Una cuerda nueva supone que la guitarra se desafinará cada cinco minutos, es imposible. Es una cuerda floja, y no dejará de dar por saco hasta mañana. Uno sus extremos, formo un lazo y la dejo en el suelo. Recojo las cosas y me voy. Me sigue el silencio.