Fragmento #35 - Las mañanas en Barcelona

Todas las mañanas son frías en Barcelona. Estoy tirado en un banco, cerca de la Sagrada Familia. Estoy descalzo. Tengo un vaso vacío. Es temprano, apenas clarea, la oscuridad del cielo amenaza con romperse.
Qué fiesta más rara. Alcohol por un tubo, y unas pastillas de un color inclasificable que al final me decidí por no probar. A saber. Y una castaña, que se me tiró encima y casi me come. A saber dónde habrá acabado Jaime.
Me levanto. En el banco de al lado, duerme un mendigo. Lo miro, miro mi ropa, y llego a la conclusión de que somos mendigos, en este parque. Miro a mi alrededor, por si hubiera dejado algo tirado por allá cerca (una chaqueta, los zapatos) pero no hay nada. Decido emprender el viaje hacia el barrio de Sant Martí.
Cuando llego a casa del amigo de Jaime, los veo a los dos (Jaime y el amigo) tirados en los sofás. Parecen rotos. Jaime me mira, me guiña un ojo. Se levanta y vuelve de la cocina con una jarra de agua y un plátano.
- Kit de resaca - me dice.
- Voy a ducharme.
- Claro.
Tras la ducha, me dice que recoja mis cosas. Esta tarde cogemos un taxi hasta la estación de Sans y nos vamos a París.