Alwaid
| Sujet: Fragmento #39 - Los comensales 06.01.09 20:07 | |
| Viernes, 29 de Agosto de 2008 En París - Hola, ¿qué tal? Os esperaba. - ¿Qué pasa, tío? Tiene acento francés. Se abrazan. Se conocen de antes, y por lo que dura el abrazo llevaban tiempo sin verse. Espero paciente (no tengo nada mejor que hacer). - Pasad, pasad. - Éste es David. - Encantado, David. - Igualmente. - Entoces tú eres el poeta, ¿no? - Sí. - Vas a ver..hay unos cuantos poetas en la mesa. Pasamos hacia dentro, un salón amplio, con muebles algo antiguos, un bonito armario, lámparas extrañas. Jaime se dirige casi automáticamente a la mesa, donde algunos muchachos que no conozco beben vino y fuman. Lo sigo. - Son Jaime y David - les indica el dueño de la casa. Luego nos presenta al resto de los comensales, pero me quedo con pocos nombres: una muchacha de pelo castaño que se llama Rebeca, un tipo más mayor, mexicano, Rodolfo. El resto creo que son franceses. Al menos, hablan francés, y por tanto no me entero de nada. Jaime y yo nos lavamos las manos y luego todos nos sentamos a comer. Siguen hablando en francés, así que como con avidez (mi hambre de perro, es lo que tiene) y los dejo charlar. Jaime dice alguna cosa de cuando en cuando, y pronto empieza a darme conversación, viendo que he soltado el hilo hace rato. - Éramos amigos del instituto, él era estudiante de intercambio y yo aprendiz de pintor, no hablamos por primera vez hasta que nos dimos cuenta de que comprábamos los materiales en la misma tienda. - David. Levanto la cabeza y miro quién me llama. Es un muchacho algo bajito, aunque le asoma la barba, así que no debe ser mucho más pequeño que yo. - ¿Qué te parece París? Ha preguntado en un castellano correcto, me he enterado. - Es extraña. Hermosa. - ¿Has escrito? Todo el mundo está en silencio. Esperando a que responda. - Sí, bueno. Algo he escrito. La comida sigue, reanudan la charla. Cuando acabamos los dos platos y esperamos al postre, alguien se levanta y empieza a recitar poesía en francés. La gente aplaude cuando acaba y yo hago lo mismo. Luego, comemos pastel (era el cumpleaños de alguien y yo no lo sabía) y brindamos con champán. Una vez acaba la comida, los comensales se van despidiendo. El dueño de la casa (que, según me indicó Jaime al oído antes de empezar a comer, se llama Miquel) nos da unas toallas y nos indica dónde podemos ducharnos y echar una siesta. Mientras Jaime hace los honores y se entrega al ritual del agua y el jabón, yo toqueteo una guitarra española que tiene Miquel por allí. | |
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