Lunes, 8 de Diciembre de 2008
En Sevilla
Qué sabanas, qué tacto. Tan suaves como el balanceo de un ahogado en el mar. Abro los ojos y los cierro de nuevo. Qué sol. Joder. Su madre.
- ¿Ya te has despertado?
- Sí.
Aún con los ojos cerrados, noto que me da un beso y luego me dice dónde puedo encontrar café. Me levanto, recorro desnudo su casa en busca de la cocina. Cuando vuelvo, la veo abrir un litro de cerveza mientras me sonríe.