Fragmento #76 - ¡Decídete, Jaime!

Son palabras de una de las grandes novelas de Ian Fleming, Goldfinger, e inmortalizadas por la película homónima del 64, con la famosa canción en los títulos de créditos interpretada por Shirley Bassey. Magistral. Y es un poco casuístico que estas palabras vengan a mi mente, cuando la voz me llama a mis espaldas, y sin sorprenderme, descubro que es Alma.

Al igual que al principio hay sentimientos contradictorios. Algo me dice que huya, que no es bueno tener su compañía y que traiciono de esta forma a Sara; y por otra parte, me dice que mi corazón se alegra de verla. Esta es la segunda vez que tenemos un encuentro fortuito, ¿acaso debo esperar una tercera? Considerarlo como una acción hostil no estaría mal, desde luego.

- Sabía que te encontraría aquí.
- Es un poco filosófico. Basta que me hayas visto aquí un par de veces, para decir, que aquí estaré, bajo las mismas circunstancias espacio – temporales.
- Sí, sí, Einstein. – Me dice con sorna a la par que me coge del brazo para salir del cementerio.
- Oye, ¿a quién visitas los viernes? – Pregunto con curiosidad.
- A mi madre. Murió hace algún tiempo.
- Lo siento. – Hago una pausa, no sé muy bien qué decir. - ¿Tienes familia?
Suspira.
- Como si no la tuviese, Jaime. Mi relación con mi padre no es buena. De hecho, sabe que visito a mamá los viernes y se dedica a mirarme a distancia.
No quiero saber más del tema, no es asunto mío y ya tengo bastante con mis problemas.
- ¿Una mala vida?
- No todo lo que ha habido en mi vida ha sido malo y no creo que lo que venga, lo que me espera, en un futuro, sea malo.
- Me alegra oírlo.
- ¿Y la tuya, Jaime?
- La mía es una vida normal y corriente, nada de especial.
- ¿Tan seguro estás? – Sonrío. - ¡Vaya, sabes sonreír!
La miro con un toque de reproche.
- Sí, pero no te acostumbres a verme así. No suelo reír y no me gusta hacerlo.
- Pues eso dice dos cosas.
- ¿Sí?
- Ya lo creo. Una, deberías sonreírle más al mundo…
- ¿Dos?
- Porque me hace feliz verte sonreír.
Me detengo en seco y ella avanza indiferente. Se gira y dice algo que mi cuerpo se decanta por imitarla… ¿Quién sabe? Lo mismo a la tercera vez no lo considero como una acción hostil.