Lunes, 11 de Mayo de 2009
No sé dónde
Despierto. No recuerdo nada. Nada. Algo me tapa, alguien me ha arropado. Abro los ojos y me duelen. El techo es blanco. Blanco. Ladeo la cabeza. Una mesita de noche. Una cortina. Escucho ruidos. Alguien que se queja, y unos sollozos. Gente corriendo, algún grito. Alguien ríe al otro lado de una pared.
Trago saliva. Siento metal en la garganta. Cuánta luz. Cierro los ojos. Más ruidos. Unas ruedas se deslizan sobre el suelo. Más ruedas. Escucho una carrera. O varias. Vuelvo a abrir los ojos. Intento levantarme. No. Mi espalda es una caja de escorpiones. No puedo. Grito.
- Eh.
- ¿Qué?
- Es el de al lado.
- ¿Qué?
- Se ha despertado.
Escucho en silencio. Me escuchan respirar.
- Sí, está despierto.
- Llama a la enfermera.
Pasan unos minutos. No se escucha nada más. Toco mi ropa. Tacto de pijama. A mi lado hay una ventana. No me había percatado. Llega alguien.
- Estás despierto.
Le sonrío.
- ¿Dónde estoy?
- ¿No lo sabes?
- No.
Me mira un momento. Es una mujer algo mayor. Tiene cuarenta años. No, cuarenta y dos. Fijo que acierto.
- Espera un momento - y se va.
Demasiadas preguntas. Demasiadas preguntas. El tiempo que transcurre ahora me parece una eternidad. Estoy a punto de volver a dormirme. Entonces la mujer de cuarenta y dos años vuelve, seguida por un señor. Los dos visten de blanco. Él va a decir algo, pero me adelanto.
- ¿Dónde estoy?
- En un hospital. ¿Cómo te encuentras?
- Creo que bien. No lo sé. Tengo mucho sueño. ¿Por qué?
- Porque nadie esperaba que despertaras.