Fragmento #97 - En agradecimiento a la dama

En mi cara se dibuja una sonrisa. Alma me coge de la mano mientras paseamos y lo cierto es que me ha devuelto algo que creí perdido hace mucho tiempo. Si supiera cuánto de agradecido le estoy. De la noche a la mañana se ha convertido en mi mundo y eso que en un principio no quería nada de ella, la llegué a odiar por meterme aquel chupa chups en la boca cuando creí morir... Pero ahora es mi novia y la mujer que más quiero en el mundo. La amo.
- ¿Por qué cortaste con Sara?
La eterna pregunta. Y el eterno nombre. Sara. Parece que ni muerta me va a dejar tranquilo. Ya lo decía ella cuando estábamos juntos: "Te amaré toda la vida" y parece que lo está cumpliendo a raja tabla.
- No funcionó, solo eso.
- ¿Por qué?
- Porque no. - Creo que sobran las explicaciones.
- No quiero cometer los mismos errores que ella, Jaime. Eres demasiado bueno para dejarte ir.
Le acaricio el pelo. Le doy gracias a Dios por tenerla como compañera, como amiga, confidente, amante (en potencia)... Ella es un mundo para mí. Le beso la mejilla.
- ¿Tú me quieres?
- Sí. - Responde con sinceridad.
- Pues con eso has solventado la principal diferencia entre ella y tu.
- Pero, algo te querría.
- Si lo hizo alguna vez es algo que nunca sabré. - Sí, sí lo sabes, Jaime. ¿Olvidas que murió por ti?
- Jaime, no quiero perderte.
- Alma, lo poco o mucho que hay de mi... Es tuyo.
¿Le brillan los ojos?
- Moriría por ti, Jaime.
Esa afirmación me hace recelar.

Pero tiene un efecto: Se me han erizado los vellos del brazo.