Lunes 13 de julio de 2009
En Sevilla
La luz del sol acaba de despertarme. Qué asco, con el sueño que tengo me podría dejar dormir un poquito más. Miro mi móvil y tengo tres llamadas perdidas y dos sms; conclusión: no me vuelvo a echar una siesta en mi vida. Las tres llamadas son de mi amiga Irene, la franquista-liberal (que cada vez me recuerda más a Mauricio el de Aída) y los dos mensajes, uno del Jony y el otro de ella también. Resoplo, me agobia muuuucho. En el mensaje dice que si salgo esta noche. Voy a responderla pero da igual porque me llama, no puede esperar.
- ¿Qué haces gordita? –me pregunta entre un barullo increíble. Son las 5 y media de la tarde, ¿dónde demonios estará?
- Uff no sé Irene, no tengo ganas.
- Cenita súper tranqui en mi casa, que estoy muy tiesa.
- ¿Qué te pasa?
- Mi madre, que me ha cortado un poco el grifo, que dice que vaya parando ya, que llevo gastado en lo que llevamos de julio...
- Hombre, Irene, que dios me guarde de darle la razón a una madre, pero la verdad es que no te cortas un pelo a la hora de salir por ahí eh.
- Eso no es así.
- Pero vamos, que todo lo que te pasa es que te aburres, sales, y te gastas el dinero de salir en trapos. Es normal. Con que controles un poco lo que gastas.
- No sigas por ahí que sabes que no.
- No qué va... Mira, me da igual que lo que te gastes en ropa o en copas porque no es asunto mío, pero ya te vas a ver igual que en feria –valga decir que mi amiga se gastó la friolera de 200 euros en adornos para sus trajes de flamenca, con lo que su madre la castigó sin darle dinero, por lo que se tuvo que venir conmigo a mi caseta todos los días, obligándome a mí a quedarme allí.
- Ya salió.
- Sí vamos, estarás tú muy acostumbrada a que te hable de temas dinero. Si te hace falta algo no tienes más que pedírmelo, que me lo devuelves cuando puedas.
- Mira, yo no quiero tener nada tuyo ¿me oyes?
- Pero que no es eso, sí precisamente por eso no te lo pido, porque no me hace falta de verdad, no necesito que me lo devuelvas.
- Claro, y encima con recochineo...
Rato después colgamos, pero rato después. No la soporto aunque es mi mejor amiga, mi hermana, llevamos desde los 3 años juntas. Decía Oscar Wilde en La Importancia de llamarse Ernesto que
‘’ Las mujeres sólo después de haberse llamado muchas otras cosas se llaman hermanas entre sí’’. Y qué razón tenía el puñetero.