Fragmento #60 - Silueta de mujer

Siempre me dijeron que la envidia es algo que se debe evitar. Sinceramente, tengo envidia. Y no es sana. Tengo este sentimiento clavado en mi interior con una mezcla de estupidez, por haber venido a una fiesta donde no conozco a nadie y porque no me apetece, sin embargo, sé que me hace bien salir de mi reclusión. Total ya solo me quedan hoy y mañana en este paraje.

Tonalidades anaranjadas y rojizas, tenúes, invaden toda la estancia dándole un toque especial a la sala. La música es la apropiada, las chicas tienen ganas de reír y bailar; y los chicos... Bueno, con ganas de pasarlo bien. Supuestamente, esta noche es para comportarse como caballeros en la pista, y auténticos salvajes en la cama. Y es irónico que yo diga esto, cuando siempre he sido un defensor del amor. Siempre he dicho que esta es una noche para amarse, pero, eso ya no se lleva. "Arrubejémonos todos y mañana ni nos acordemos".

Todos los que bailan, tienen una pareja; es más, ni siquiera veo a dos personas del mismo sexo hablando. Esto es deprimente. En cuanto encuentre a Joaquín le digo que me marcho, y santas pascuas.

Comienzo a tener calor y busco un poco de aire, voy a abrir la puerta que da a la azotea y lo primero que me saluda, son los rayos lunares, suaves como ellos solos. Pero, hay alguien asomado a la calle, es la silueta recortada de una chica. Me acerco a ella y me quedo a su vera. No logro verle el rostro, hay demasiada oscuridad bajo la luna. Pero su voz es dulce... Y creo que está a punto de llorar.
- ¿Tu tampoco puedes estar dentro?
- Verá, no es el tipo de fiesta a la que suelo venir. - Me explico.
No sé por qué le doy explicaciones, pero, algo me dice que esta chica necesita ayuda y no alguien que la aplaste más por esta noche.
Se produce un largo silencio y ella vuelve a hablar.
- La luna está hoy preciosa.
- A la luna la iluminas tú.
Cuando me giro para mirarla, ella no está. Miro hacia la puerta y su silueta traspasa el umbral hacia adentro. Corro detrás de ella, pero, la multitud no me permite seguirla. La he perdido. Busco, apresurado, a Joaquín y pregunto por la chica. No sabe a quien busco. Bueno, quiza sea mejor así, de una forma u otra le hubiese hecho daño y... Tal vez ella no se lo mereciera. Se la vio mal.

Pensativo en la chica, no pude por menos evitar el recuerdo de Sara y entonces descubro que necesito una buena copa. Me acerco a la mesa de las bebidas y que empiece la fiesta... Para mí.