Atria
| Sujet: Fragmento #7 - Corta transición 06.01.09 15:26 | |
| Domingo, 23 de Noviembre de 2008 En Barcelona - ¿Por qué quieres trabajar aquí? Debo sonreír. Quizás es simple protocolo. Es fácil mirarle a la cara. Qué inseguridad tan esperada. - Me encantan los niños. Realizar esa función sería para mí un sueño desde pequeña. Pero, ¿qué coño me pasa? Jamás he sido tan sincera conmigo misma. Siguiente. - ¿Por qué deseas pertenecer a nuestro grupo? - Ya he trabajado en algo parecido. La redacción ha sido toda mi vida y la sección de cultura aún más. Aunque sea una revista, me veo suficientemente capacitada. Mi paso es acelerado. Mis esperanzas también. Nada es como antes. No entiendo por qué; hay veces que no consigo descifrar mis propios pensamientos. Me encantaría recibir una llamada de ella. Cómo la echo de menos... - Bien, Bedda Martínez. ¿Qué pretendes en este trabajo? - Bien, señor Jurado. Me han echado de mi antiguo empleo. La redacción del periódico no podía mantener tantos periodistas dentro de mi sección. Para más inri, no me avisaron con antelación de dos semanas y llevo una semana desesperada buscando un nuevo trabajo. Tengo 7 años de experiencia en el periodismo. Todo dentro de Barcelona. No pretendo mudarme pero sí tengo flexibilidad para cualquier movilidad que se me exija. Soy práctica, eficaz y rápida en mi trabajo. Me suelo concentrar en el mismo y soy consciente del tipo de competencia que existe en él. Así, dejo la decisión en su mano. Y antes de decirme que ya me llamará, le aviso que todas las entrevistas que he hecho durante la semana me han repetido constantemente lo mismo. Así que tampoco espero más nada de usted, a excepción de una despedida de cortesía y una pequeña esperanza que supongo, dejará en todos y cada uno de los periodistas que pasan por esta silla. Gracias. Me levanto y mi mirada está fijada en el señor Jurado. - Esta noche le llamaré ¿señorita? Bedda. La mayoría de las veces, el cambio es lento y la paciencia es una de mis mejores amigas. Cuando llega el momento álgido, la punta de ciertas esperanzas terminadas, comienza a descender lentamente. Todo en el mundo es así. Cuando hay alguna catástrofe, las secuelas, los daños tardan años, siglos, en desaparecer. Una pirámide que baja y desciende más o menos lentamente, pero desciende. Suena el teléfono y bebo mi última cerveza. - ¿Bedda? Mañana a las 7 en la redacción. Espero que seas puntual. Aquí no aceptamos período de adaptación. Así que ve adáptandote durante la noche y dentro de unas horas te quiero aquí. En esta ocasión no ha sido así. La transición ha sido cortante. Desearía que todo fuera así. Tan tajante. Así es más fácil. Tengo que dejar de desear. Ahora sólo quiero actuar. ¿Dónde tengo su número? En la cartera, seguro. La abro y caen algunos papeles: tickets de tiendas, cafeterías y demás gastos. Y esa foto también está aquí. Pensé que la había tirado. Mi rostro aparece feliz y tranquilo, pero en sus ojos hay secreto. Detrás está su número. Suenan largas llamadas y nada... Ninguna señal. ¿Para qué intentarlo? Marco de nuevo. - Mamá, quiero verte. - ¿Bedda?- sé que está sollozando y riendo a la vez; no puedo evitar imaginar de nuevo su sonrisa con esa transmisión de constante esperanza. | |
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