Alnilam
| Sujet: Fragmento #3 - Triángulo 06.01.09 15:39 | |
| Sábado, 16 de Agosto de 2008 En Sevilla Una idea me ronda en el cerebro, en tanto un sentimiento mi corazón:Dejar de existir para el mundo. Y por un momento, sonrío triunfalmente porque creo que lo he conseguido cuando veo a toda esa gente que entra y sale del bar pendientes de las bebidas y tostadas de la mañana.
Me senté a una mesa que estaba en un ricón, lejos de la barra y de la multitud que allí se agolpaba, en compañía de un buen café con leche y una novela de Ian Fleming, cuyo título bien podría servir como enunciado de mis circunstancias.
Al poco tiempo de estar allí, una chica toma asiento cerca de mí. Estábamos de frente, con lo cual podía admirar su belleza facial. Nos quedamos mirándonos como si quisieramos decirnos algo, pero opté por echar la cabeza abajo.
Era una chica preciosa. Comencé a notar que el estúpido de mi corazón comenzaba a latir con fuerza. Y entonces, siento que en mi interior se está librando la eterna batalla entre corazón y mente. Un corazón, con amor, que me dice que vaya con ella y le hable. Una mente, con cierta misoginia, que me advierte y me dice que tenga cuidado.
La misoginia que estaba desarrollando desde el punto final con Sara estaba creciendo hasta el extremo que ahora me decía que si pasaba de largo sin decirle nada, ella se olvidaría de mí; por el contrario, si le dirigía la palabra, probablemente ella pasase de mí tres kilos.
¿Qué hacer?
Como si alguien lo hiciese adrede, se había llevado un cigarrillo a sus finos labios y rebuscaba en su bolso algo, que supuse debía ser el encendedor; por lo que decidí levantarme y extenderle mi mechero con una de las sonrisas más sinceras que tengo. Ella me lo cogió, mirándome directamente a los ojos y esbozando una sonrisa amable. Me invita a sentarme y yo acepto su invitación tras recoger a mis dos amigos silenciosos de la mesa en la que estuve. Me senté a su lado y se quedó mirando la cubierta del libro. - ¿Te gusta Ian Fleming? - Mucho, lo he leído todo sobre él menos uno de sus libros que no lo encuentro siquiera en las librerías de viejo más antiguas.
Ella me sonríe con esa sonrisa que le arrebata a uno el alma y comienza a escribir algo en una trajeta, creo que hoy es mi día de suerte. Pero, entonces, mi corazón vuelve a sufrir, otra lanzada. Un chaval alto y fuerte con cara de pocos amigos se sienta con nosotros portando una taza de café para la chica y una cerveza para él. Por su mirada creo que lo que más le gustaría sería partirme la cara.
En silencio, le pido a Dios que ella no diga las palabras que creo tiene que decir. Pero lo hace. - Este es Martín, es mi novio.
En ese momento recordé que había perdido mi fe en Dios.
Me estrecha su mano y yo le correspondí. Lo hacía por cumplir más que por nada. Bien, esta era la segunda vez que el corazón me traicionaba y volví a jurarme que nunca más interferiría en mis planes.
Sin mediar más palabras, me levanté y ella me tendió la tarjeta en la que había estado escribiendo. Su mirada se tornó muy distinta que la del principio. - Ha sido un pla... No me da tiempo de terminar la frase cuando el tío le da un beso apasionado a la chica. Otra lanzada para mi sangrante corazón. "¡Qué bien lo llevas, Jaime!" Me voy y dejo allí a los tortolitos.
Comienzo a caminar sin rumbo cuando noto que algo me está pinchando la mano, al mirar me acordé de la tarjeta que la chica me dio. En ella había escrita la dirección de una librería, pero no había ni rastro de su caligrafía. Le di la vuelta a la tarjeta, allí estaba y lo que decía fue como un vendaje para mis entrañas. ´Su nombre y su número de teléfono. A pesar de lo que digan mis padres, creo que es un hermoso día para rendirle culto al cigarrillo. | |
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