Fragmento #4 - Héroe

Borrón y cuenta nueva.

Lo que más odiaba era que todos tenían razón y que cuando más ayuda necesitas en vez de hacerlo te lo refriegan en la cara con un "¿te lo dije, o no te lo dije?, te lo dije, ¿verdad?" Qué buenos samaritanos somos.

Mi vida es un asco, decisión que he tomado en los últimos días. Mi madre tenía razón, me lo dijo, Sara me ha ganado el pulso. No me queda nada, lo he perdido todo; como quien apuesta en un casino altas sumas de dinero ficticias y termina con las venas cortadas en una habitación de motel de mala muerte, o con una corbata reliada entorno a su sucio cuello... De la apuesta, a mí me faltaba esa parte.

Esta es mi visión de la vida. Esto es lo que hay. Me rindo, no hay lugar en este mundo para personas como yo y eso me destroza. No he llegado muy lejos en mi corta vida, así que espero alcanzar la inmortalidad con mi muerte, por ello fuí a la Biblioteca del barrio, cuyo edificio daba en la parte derecha a las pistas de un polideportivo; y la parte izquierda, a una de las zonas más peligrosas del exterior del barrio, donde confluían drogadictos, gitanos, prostitutas, chinos, negros, rumanos... Una zona interracial para aprender un poco de cada cultura. ¡Es fantástico! Deportes, libros y el forum internacional al alcance de mi mano.

Al entrar saludo, espero que por última vez, al bibliotecario. Me cojo uno de los ordenadores y escribo en el buscador "formas de morir", y de entre la gran variedad me digo que todas esas están muy vistas. Yo busco algo nuevo, algo verdaderamente innovador. Un modelo a seguir... Cierro el buscador y me metí en el correo lleno de correspondencia florida y romántica, correos cumplidores de deseos pero con una condena si no sigues la cadena... Hasta que uno me llama la atención " Cola y caramelos de menta - Una bomba!"

Se trataba de un vídeo que me había enviado Rocío a modo de broma, sabe que tomo demasiado cola y en más de una ocasión le dije que esta bebida me mataría. Al parecer unos estudiantes demostraban en el vídeo que una botella de cola, que no quisieron decir cual era pero por el envoltorio se sabía todo, combinada con un caramelo daba lugar a una bomba increíble.

Bendita sea Rocío. Bendita sea la señal de Dios, al final, no era tan malo; acababa de darme una forma para morir. De hecho, me sentí feliz cuando al despegar los ojos del ordenador, me encontré con que la Biblioteca era una discoteca. Gentes hablando, besos apasionados, alarmas ... No echaría muy de menos al mundo y sus extrañas costumbres. El Ser Humano no era extraordinario, en aquel momento, era algo estúpido.

Me fuí de la sala. Salí por la parte de las instalaciones del polideportivo cuando alguien con una voz profunda y de maleante me llama por mi nombre. Me volví y con el look que llevaba no lo identifiqué a lo primero.
- ¡Jaime! ¿No te acuerdas de mí?

"Venga Jaime, acuérdate leches..."Colegio Sagrado Corazón, 2003 -2004; Pardilla, Andrés"

- ¡Claro que me acuerdo de tí! - Hice una pausa y le dí un abrazo- ¿Qué tal estás?
- Bien, muy bien. ¿Y tú, qué haces?
- Ahora mismo voy a por un coca-cola y un caramelo de menta.
- Tú siempre bromeando. - No sé dónde le ve la broma.
- Ya sabes que yo nunca cambiaré.
- Solo las grandes personas son las que no cambian de acuerdo a sus principios. - Su frase me toca la moral, él es uno de tantos de la sociedad que lo dejó todo para pasar sus noches locas con su novia. Pero a mí me resbala, dentro de unos minutos seré la atracción de todo el polideportivo, la ¡BOMBA!
- Solo los que no cambian son los gilipollas que no merecen vivir.
- ¿Sigues ayudando a la gente con algunos de sus problemillas?
- Cuando tengo tiempo. - Respondo con sequedad.
- Eso es bueno. El mundo necesita de personas como tú. En cierto modo, eres un héroe.
Lo miro de arriba abajo y me dice algo que me hizo pensar.
- A mí me hubiera gustado ser como tú.
"Piensa".