Alnilam
| Sujet: Fragmento #12 - Operación Neosumerio 06.01.09 16:51 | |
| Viernes, 12 de Septiembre de 2008 En Sevilla Hay un aura extraño cuando uno entra en el aula para realizar el último examen. El que determinará si paso limpiamente a segundo de Historia o al contrario me dejará cabos por atar. Lo cierto es que al llegar a este extremo, más que una simple prueba se convierte en una pugna entre maestro y alumno.
Estoy a la espera. Sentado en un banco de madera situado justo ante la puerta del mundo de los exámenes. Un cigarrillo me acompaña, me da los ánimos que ninguno de mis compañeros, de bolígrafos, me puede dar. Todos están tiritando de miedo y lo idiota de la situación es que saben van a aprobar. Yo no. Entre las tensiones del verano, empezando desde el corte con Sara, que he salido un poco más, el viaje a Matalascañas y las clases particulares con Claudio; no le he podido dedicar todo lo que quisiera a este examen. Y lo que es peor, este tío va a cambiar el examen, fijo. Daría lo que fuera por estar entre las piernas de Adriana en vez de aquí, con una descomposición facial entre el estudiante noctámbulo y el estudiante cansado. ¿Qué estoy haciendo aquí?
- ¿Te lo sabes, Jaime? - Es la quinta persona que me lo pregunta. - En una palabra, no. - Quinta respuesta. El chaval que me acaba de realizar la pregunta se marcha con los otros compañeros que hablan de las posibles respuestas, como de probabilidades se habla en el póquer. Mi apuesta es muy alta. Solo me estudié dos temas de los cinco que eran. Y se trataba de las preguntas que constituyeron el examen final de Junio. Risitas histéricas, palabras nerviosas, y un hombre bajito que se acerca con un montón de folios blancos, "El Examinador". La gente entra en la clase empujándose y cogiendo los mejores sitios para sacar sus chuletas.
El hombre bajito se sienta. - Buenos días, caballeros. Examen – “Ya lo sabemos, imbécil”. - Disponen de dos horas para hacer esta convocatoria. - Deseo fervientemente que este hombre diga "Bueno como es el final del Verano, aprobado general", pero eso es una leyenda. - Son dos preguntas, a realizar solo una, valdrá diez puntos, así que por favor no me hagan tonterías.
Reparte los folios, inmaculados, ni un solo sello que certifique que dichos folios vienen de la Facultad, ahora mismo si quisiera podría hacer el cambiazo del siglo, pero lo mío es personal. Es un reto que debo superar. “Ya sé cómo piensas”. ¿Crees que le puedes decir a un hombre en Junio que si su examen hubiese sido una novela histórica le habrías puesto un sobresaliente?
El que está a mi espalda está rezando y pidiendo que caigan "La dinastía Tinita" o "las guerras púnicas". Yo no rezo. Pero va a poner "La Atenas de Solón" o "la época neosumeria". - Primera pregunta. - Hace una pausa, ¿para qué?, ¿para dar emoción al asunto? - La época neosumeria. Segunda pregunta - Su correspondiente silencio. - La Atenas de Solón. Comprobarán que es el mismo examen que ustedes tuvieron en Junio.
Sí, acabo de darme cuenta.
El examen comienza, escribo con suma rapidez ya que dos horas es demasiado poco para poner lo que ha ocurrido en tantos siglos de Antigüedad. Miro a mi alrededor. Ya veo a chicas haciendo el cambiazo y a chicos llamando a sus compañeros que están en la otra punta para que le digan las respuestas. La chica que está a menos de un metro de mí se arremanga la falda y en sus muslos tenía apuntada las respuestas. La verdad es que me da calor. Al de atrás se le cae el bolígrafo en la silla que hay junto a mí, es un bolígrafo con sorpresa. “Parece un artículo de la Tienda del Espía, macho”. Y es verdad, ya en menos de dos horas el examen habrá acabado y con el la guerra de septiembre entre profesores y alumnos. Sobre todo en esos últimos segundos cuando parece que no va a dar tiempo de poner las últimas palabras.
- Por favor pongan el nombre. Y parece mentira pero ya me olvidaba de eso. Arriba se lo pongo. Estoy convencido de que será un nombre que no va a olvidar jamás porque pienso sacar su asignatura.
Dos horas de sumerios. Es increíble que todo acaba como empieza. Tras entregar el examen y salir de la sala donde los delincuentes copian, en una de las ocasiones yo fuí uno de ellos, y los escritores inventan la historia. Salgo y me fumo otro cigarrillo. Los mismos compañeros que debatían sobre las posibles preguntas están ahora tanteando lo que han escrito en el examen, lo idiota del asunto es que lo hecho, hecho está. O como diría un historiador, “allea jacta est”. | |
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