Alnilam
| Sujet: Fragmento #15 - Paranoia 06.01.09 16:53 | |
| Martes, 21 de Octubre de 2008 En Sevilla A estas alturas de la tarde, dudo mucho que la nicotina me arrastre al sueño eterno; pero no me importa porque si algo omnipotente me puede arrebatar la vida es el gran aburrimiento que padezco. Llevo sentado dos horas, delante de un folio en blanco sin saber cómo continuar una historia que me ha dado por escribir desde hace poco. Nada. Esto es más extraño que el incierto futuro.
¡Por fin! Alguien llama a la puerta. Espero que haya pasado algo sumamente importante que me salve del aburrimiento. - Soy Claudio. - ¿Sí? - Pregunto desconfiado. - Pues hazte el escáner de retina que confirme que eres tú. - ¿Cómo lo hago? - Colócate en el centro de la mirilla y quedáte quieto, en unos segundos te identificará automáticamente. El pobre chaval me hace caso. Le abro la puerta. - Pasa, anda. - Gracias. Le ofrezco asiento y preparo unas bebidas, mientras él me pregunta sobre mis respuestas a las proposiciones de sus dos amigos. - Aún no he hablado con tu amigo el coleccionista, pero tampoco me ha mandado el correo que le pedí, así que imagino que habrá encontrado a otro, tanto mejor, Claudio. Estaba harto de ese empleo. - ¿Y qué hay de la chica? - ¿Cómo se llamaba? - Finjo no acordarme de su nombre. - Vamos, Jaime, el nombre de una persona con ese cuerpazo no se olvida. Le tiendo una cocacola con hielo. Y me siento enfrente de él depositando en la superficie nítida de la mesa mi bebida. - ¿Cuerpazo? - Clara, Jaime. Clara. - Me dice el chaval desesperado. - Ah, Clara. Francamente, creo que más que un profesor de Filosofía, lo que necesita es un tío cuya capacidad sexual sea razonable. - Le doy un sorbo a la bebida. - ¿No te gusta? Venga, Jaime, reponde anda, a ver si tienes huevos de decirle a este chaval que casi te la tiras en el primer día. Cuéntale lo de lo mal que te sentiste después de haberte comido lo visible y lo no visible, del lugar de dónde quedaron tus sentimientos y tu personalidad. No eres más que un monstruo de la sociedad. Uno más de ellos. Pero, tranquilo, una vez mates a la madre de estas criaturas, todas morirán y volverás a ser... ¿Normal? No, más bien extraño. El extraño de siempre. - Verás... Es que ella. - Cigarrillo mío que estás en el cielo, ¡joder que difícil es todo esto! - Dime. Joder, Claudio, tú no me ayudes, hijo, si acaso tírame otro palito más que con la fogata no tenemos suficiente fuego, macho. - Yo... - De aquí no salgo. - Yo... Suena el timbre de mi puerta. Nos quedamos en silencio y pude percibir que ya no se escuchaban las discusiones del vecino con su novia, algo ha pasado. Instantes después, la persona que llamó a la puerta pega porrazos en ella como si su vida dependiera de las intensidad de sus golpes. Miro por la mirilla, es la nueva vecina, la que mantiene esas discusiones tan fuertes. - ¿Otra vez? - Le digo mientras abro la puerta. Ella asiente, está asustada. - Te lo tengo advertido. Hay amores que matan. Ahora comienza el teatro, me abraza mientras las lágrimas le recorren las mejillas. - Bueno, Jaime, hablaremos luego. Noto que Claudio me lo ha dicho con cierto malhumor, olvidaba que la chica que tengo entre mis brazos es la chica a la que está cortejando. Me resulta irónico. Esta mujer está con un hombre que la maltrata, y sin embargo, Claudio, con todo el amor que le puede dar no es su candidato, precisamente, ¿por qué?
Le pongo hielo en su ojo morado. - Gracias, Jaime. - Toma un cigarrillo y pídele porque hoy no vuelva. - ¿A tí te sirve? Buena pregunta. - A veces. Sobre todo cuando necesito creer en algo con desesperación. - Ojalá que encuentre un hombre de verdad, que me quiera y me cuide. - Dice mientras mira al cigarrillo. Yo cojo el cubata y me bebo el resto de un sorbo. Ella enciende el cigarrillo y comienza a fumarselo. - Si mi pareja fuese como tú. - Pero no lo es. - Respondo secamente. - Escúchame, estoy harto de tí. No aguantas a tu novio, pero sigues dejándo que te pegue y sin embargo, seguro que hay chavales que se parten la cara por tí y te lo pasas por el forro. Como sigas así te vas a convertir en un fenómeno extraño digno de investigar por Iker Jiménez. - ¿Quién se va a fijar en una ex drogadicta? La miro seriamente. - ¿Sabes lo que implica el amor que te pueda dar una buena persona? - Ella niega con la cabeza. - Implica olvidar el pasado de ambos, porque mientras esteís juntos solo importa el presente. Nada más. - Jaime, ¿y lo que digan los vecinos, qué? - ¿Qué de qué? - Hago una pausa. - No te debe importar en absoluto, guapa. Lo importante es vivir. - Creo que me gusta alguien, Jaime. Se trata de Claudio. Eso me alegra oirlo. - ¿Por qué no le hablas? - No creo que yo le guste. - Si no te lanzas, nunca lo sabrás. - Sin pena no hay gloria, ¿no, Jaime? - Me replica. - Así es esto. No puedo por menos que sonreír resignado y agachar la cabeza.
Ella se va, huye de la horrible realidad para integrarse en su fantástico mundo de golpes, pobre chica, y yo vuelvo a sentarme ante el incierto futuro del folio en blanco que no hace más que burlarse de mí, porque en cierto modo parece que somos eso... Figuritas de papel sin futuro más que la sorprendente muerte repentina.
Solo eso. | |
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