Alnilam
| Sujet: Fragmento #16 - Primer encuentro 06.01.09 16:54 | |
| Jueves, 23 de Octubre de 2008 En Sevilla Me siento perseguido y observado por la sombra del aburrimiento. Hasta en el Carrefour me está atormentando, agravada la situación por el hecho de que mi acompañante es mi madre. ¿O soy yo el acompañante? Esa parte nunca me quedó clara. Pero se atisba algo de luz en el instante, mi madre parece que ya ha terminado de hacer la compra y se dirige hacia las cajas.
Me alegra saber, mientras voy poniendo los productos en la cinta, que las cajeras padecen de mi mismo aburrimiento, o tal vez peor. Estas chicas están al borde de caer en la depresión a causa de la maldita cadena de montaje del comercio. Se volverán locas o... Que Dios se apiade de sus almas.
La chica que nos atiende habla como si se hubiera aprendido un guión de memoria, pobre, no quiero imaginármela, fuera del local, hablándole al novio como si fuera un papagayo. Pero la idea se funde en la nebulosa de mi imaginación porque rápidamente deduzco que no tiene pareja. No tiene ningún anillo en el dedo indicado y por su cara diría que no ha encontrado al amor de su vida. Bueno, todo llegará... ¿Incluso a mí? No, a mi no, yo soy el extraño bichito del que nadie quiere saber.
- Aquí tiene su ticket, gracias. - Casi puedo apreciar un toque de personalidad en su voz. Aún vive la persona que habita en su interior. Mi madre se da la vuelta, comprobando que el ticket este correcto, al tiempo que paso frente a la chica mirándole los ojos. Nada más allá de la realidad. Se me queda mirando casi con un aire de amenaza, no te atrevas, Jaime, no te atrevas a hablarle. Cojo las bolsas y me dirijo hacia mi madre, quien se vuelve como si un espíritu maligno la hubiese poseído, ¡Dios! Cigarrillo mío... ¿Cigarrillo?... Ha dejado de ser mi madre, ahora hablará en varias lenguas muertas al tiempo que la cabeza le comenzará a dar vueltas. Pero me quedo tranquilo al saber que no soy yo el objetivo de su transformación, sino la cajera. Algo me dice que la chica se lo esperaba. - ¿Y los descuentos? ¿Me has hecho los descuentos? Gracias, mamá, vas a iniciar un espectáculo y encima yo no voy a tener que hacerme el muerto de aburrimiento en las instalaciones, cómo me gustaría saborear este momento en compañía de un cigarrillo. - Sí, verá, los tickets descuentos no son aplicables a los productos que se lleva. - Le dice la chica con toda su buena intención, se nota que eso no se lo había estudiado en el coche. Comienzo a reírme para mis adentros, mi madre le ha soltado algo de no sé qué de vigencia, esto promete ser divertido. La pobre chica se la queda mirando expresando no saber de qué iba mi madre. Solo espero que las circunstancias no me obliguen a meterme en medio, más que nada, por el drama filosófico que ello conlleva, ¿cómo defender a quien lleva la razón cuando uno de los integrantes de la discusión es un familiar? Pero no voy a permitir que nada turbe este hermoso momento de discusión. Espero que la chica diga algo coherente que tranquilice a mi madrede una vez, o sino la muerta del soponcio va a ser ella, y no yo como en un principio. - Sí... Pero no. - Viva la coherencia de la chica. Mal asunto, a mi madre se le descompone la cara. - Le explico. - Sí, cariño, explícale y hazlo bien, de lo contrario nos cenaremos tu cabeza, guapa. - Sí, explíqueme. - Responde mi madre con un aire de superioridad. Y es que ya se sabe, el cliente siempre lleva la razón. La chica comienza a explicarle, o al menos, lo intenta. Es una lástima que Clara no esté aquí para aprender algo de Filosofía, con lo fácil que sería reconocer que no sabemos nada... Te quiero, Sócrates. Dios, parece que a estas dos mujeres les va a reventar la aorta, y yo sin paraguas, seré imbécil...
Mi madre le ha dicho algo en lo que ha recalcado el verbo "has", en ese momento ya se deduce del clima que lo profesional está pasando a lo personal. - Mire, esta es una botella de Schweppes normal y el ticket es para las botellas de Limón&Nada. - Claro, solo llevo la de limón y nada más. ¡Dio, qué locura!"...Y nada más", tienes todo el arte, mamá. Por la mirada que me echa la cajera, capto que necesita ayuda, se da por vencida y mi madre la está dejando peor que los luchadores de lucha libre. creo que la tortura ha llegado demasiado lejos y como dijo Groucho Marx, cuando el crack del 29, la broma ha acabado. - Mamá, si nosotros en casa nunca tomamos la schweepes de limón. - Hago una pausa. - Estamos liándola cuando primero, no bebemos la marca y segundo, que el descuento solo es factible si es Limón y Nada. Si lo juntas mira lo que sale, mamá: Limonada.
Me miran las dos y no hay nada que me gustara más que salir corriendo. - Perdóname, cariño. - Le dice a la cajera con una sonrisa. - Es que yo... Bueno, nunca me he enterado de las marcas y... Y es lo que tiene, mamá, no te preocupes. - Coge las botellas que nos hagan el descuento, Jaime. - Sí, señor. - Respondo con sorna. Me voy y creo ver a mi madre y la chica empiezan a hablar, espero que no sea de mi culo... No, no es de mi culo. Seguro que me está haciéndo propaganda de mi persona. ¿Por qué este empeño en buscarme pareja? ¿Es que acaso estoy demostrabdo estar solo?
Los malos tiempos ya están aquí, sigo sin saber nada y lo más preocupante... No tengo paraguas. | |
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