Fragmento #22 - El beso y la marcha

- ¿Qué desea, amigo?
No soy tu amigo.
- Café.
- ¿Con leche?
Le miro seriamente y comprende que su pregunta está de más. En mi vida, he visto servir un café tan rápido.

Las cosas no salen como uno quiere, dicen que si planeas algo, Dios se encarga de que no se cumpla, ¿quién sabe si es para asegurarse de que no le perdemos la fe? Yo hace tiempo que se la perdí. O simplemente, lo transformé en un Cigarrillo.

Ahora tengo en mis manos dos opciones, Estrella o Sara. Y valorar las dos opciones tienen su riesgo, pero eso sería entrar en un juego, asqueroso, de comparaciones. Lo único que me tiene que ser de utilidad es una mentalidad fría. Estrella no es relevante para mis intereses, pero sí lo es Sara, sabe cosas que necesito saber. El hecho de volver a enamorarme de Sara es algo que nunca me perdonaría. Tiene que haber alguna otra manera. Comienzo a analizar la conversación que ayer mantuve con la chica en su casa.

- Ha vuelto, ¿verdad?
- Sí.
- Y has venido para saber si sé algo nuevo, ¿no?
Encendió un cigarrillo y no me ofreció.
- Va en serio. - Le dije.
- ¿Cómo lo sabes?
En cierto modo, no lo sé.
- Mira, Jaime, otros años te ha hecho lo mismo y no ocurrió nada. Esta atormentado.
- Hacía dos años que no aparecía. ¿Por qué razón lo iba a hacer ahora? - Hice una pausa en la que respiré hondo dejando que el humo, la esencia, del Cigarrillo penetrara en mis pulmones. - Hizo mención a mi felicidad.
- Siempre lo hace, Jaime.
- No.
- ¿Ahora eres feliz? No me puedo creer que el gran Jaime tenga a una persona que le haya devuelto las motivaciones a su vida. Eso significa que ya no intentas suicidarte, ¿verdad?
- Algo así.
- Tu no eras feliz, Jaime. Y no lo serás nunca. Porque te arruinaste la vida cuando decidiste trabajar para ellos. Cuando decidiste echar por la borda tu vida. No te importó nada a la hora de aceptarlo. Nos echastes por la puta borda, Jaime. - Sus palabras se me clavaron en lo más profundo de mis entrañas, ya no es una lágrima, son varias. Su rostro fue recorrido por lágrimas de la amargura del pasado. - Sebastián está así por culpa tuya, tú mataste a su hermano. Sebas estuvo en tratamiento para superarlo porque eras el mejor amigo de su hermano y se negó a creer que tú tuvieras algo que ver... ¿Y vienes aquí a decirme que va en serio? Sería una pena que no lo hiciera.
- Fran se suicidó por las drogas.
- Hazme el favor de recordar por qué.
- El beso.
Ella parecía tener la mirada perdida y sus sentimientos le nublaban el juicio.
- Tienes dos opciones. O sigues con tu vida, Jaime, y dejas todo esto como esta... O puedes jugar a hacer tu trabajo de antaño. Por mi parte, no quiero volver a verte nunca más, Jaime. Tú te has encargado de hacerme la vida una mierda. Espero que tu nuevo amor tenga suerte contigo.
Abandoné la casa.

Lo de Estrella solo lo sabe Rocío, pero cabe la posibilidad de que se lo hubiera dicho a Sara, a fin de cuentas, Estrella no es ningún secreto. Pero, en tal caso, Sara es el vínculo por el que Sebas sabe de mi nuevo amor.

Una mano se posa en mi hombro, me giro y era la chica.
- Voy contigo, tomes la decisión que tomes, pero no lo hago por ti, lo hago por él.
- Gracias.
En este momento soy un hombre afortunado.