Alnilam
| Sujet: Fragmento #26 - Agitado, no batido 06.01.09 17:05 | |
| Sábado, 20 de Diciembre de 2008 En Sanlúcar de Barrameda Confieso que no he visto a Sara en todo este tiempo, todo se llevó a cabo como en el principio de nuestra relación: Hablando por ordenador y por mensajitos al móvil. Esa es nuestra relación en el tiempo que llevamos, Elena y yo, aquí. Hasta hoy.
Un amigo suyo celebra una fiesta en su casa, ella ha sido invitada y por supuesto no podía falta el pretendiente de la chica, ahí es donde entro yo.
Estoy esperándola en la esquina. Un coche se acerca al bordillo de la acera y de él se apea ella. Esta preciosa. Increíblemente preciosa. Me voy andando lentamente, ella gira la cabeza y me ve acercar. Sale a mi encuentro. Me he enfrentado a un montón de situaciones, pero no se me ocurre cómo tengo que raccionar, no sé qué tengo que hacer. No me enseñaron a esperar este tipo de cosas en aquel cursillo. - Hola. - Me saluda - Estas... - ¿Sí, Jaime?, ¿cómo está? - Estas fabulosa. - Por favor, Jaime, métete la lengua en la boca porque las babas te llegan al suelo, ¿olvidas que ella te hizo sufrir? Es mala. - No hará falta que te diga lo guapo que estás... Sobre todo cuando te pones corbata. - ¿En serio? Me la he puesto por tí. Nos miramos a los ojos, ¿acaso hay una verdad incuestionable en cuanto a sentimientos, reflejado en los ojos se refiere? - ¿Entramos? - Pregunto. Ella asiente con una sonrisa dibujada en sus labios. No ha cambiado, en absoluto. Enseguida nos atiende su amigo, que no oculta su homosexualidad para nada, me recuerda a que Roberto debería conocer a este hombre, parece, a simple vista, un buen partido para él. - Tú debes ser, Jaime. Me tiende la mano y yo correspondo. - Me llamo, Julián. - Encantado. - El encantado soy yo, te lo aseguro. Se echa a reír y desaparece entre la gente. La música está a toda potencia, pero la congregación parece seguir el ritmo personal en virtud del alcohol o de la hierba que tienen metido en el cuerpo. - Tomad. - Julían nos da unas bebidas que ha preparado en la cocina. - Para tí, Sara te he puesto lo de siempre... Y para tí, Jaime te he preparado ese cóctel que ves en esas pelis de espías. -¿Dry martini? ¿Mezclado, no agitado? Se ríe, comienzo a pensar que lo hace muy a menudo y por nada. - Gracias, además no soporto que los cócteles se sirvan en vasos pequeños, lo mejor es que sea de tubo. - Lo redondo y alargado me pone, Jaime. Ya lo irás descubriendo. Se marcha de nuevo. Miro a Sara y me sonríe. Brindamos y sin dejar de mirarme me dice. - Te pone a prueba, ¿sabes? Se preocupa mucho por mí y quiere estar bien seguro de que eres merecedor de mi corazón. - Nunca lo pondría en duda, cariño. - Fue en una fiesta... - ¿Qué? - ... Fue la noche más mágica de toda mi vida, Jaime. Me sentí feliz. Me cogiste la mano y mirándome a los ojos me dijiste que no tenías vida... - ... Porque lo eras tú. - Nos pasamos toda la noche besándonos. Suelto las bebidas en la mesa más cercana. - Y podemos pasarnos así toda la vida. - Me mira extrañada. - Si tu quieres, claro. - ¿Cómo no voy a querer? Es solo que no sé si puedo confiar en tí. - Cometí un error, Sara. Nunca debí dejarte, pero estaba cansado de ser el equilibrio de la balanza. Yo estaba solo en esa relación, necesito tener un punto de apoyo, un hombro donde llorar y descansar... Yo no estaba viendo nada de eso. - Pero te quería, Jaime. - Y eso no lo negué nunca. Pero tampoco quisiste darte cuenta. Ella guarda silencio. - Mira, Sara, no he venido hasta aquí para discutir contigo. Vengo a rectificar lo que nunca tuvo que pasar, nuestra ruptura. Esta noche te quiero demostrar de nuevo, que mi corazón sigue siendo tuyo. - Muy bien, Jaime, esta noche habrá fuegos artificiales. ¿te palpita el corazón? Pues hazle caso que cuando el corazón da palpitaciones, sus razones tiene. - Quiero ser tuyo otra vez. - Vámonos arriba, aquí hay mucha gente. Me coge de la mano y me lleva a una de las habitaciones de la segunda planta. Al llegar al pasillo, un chaval alto, más alto que yo, delgado y moreno se cruzó con nosotros. Chocó contra la pared, estaba mareado. - Es el compañero de piso de Julián, creo. - Me explica Sara. Nos encerramos en una habitación, es la del anfitrión. En la mesa que hay junto a la cama, donde nos sentamos, hay una botella de martini y un par de preservativos, ¿de qué coño iba todo esto? - Veo que tu amigo es un hombre precavido. - La verdad es que no esperaba esto. Nos dijo que la habitación estaba a nuestra disposición si teníamos que hablar pero no imaginaba esta presentación. - Alguien se toma demasiadas molestias para que esta noche no sea mágica, sino que sea espectacular. Aunque conociéndote como te conozco no tendremos tema, ¿verdad? - ¿Esto formaba parte del plan? - No me conoces lo suficiente, amor. En un arrebato, me tiendo junto a ella en la cama y comienzo a besarla con pasión. Vuelvo a sentir el roce de sus finos labios, su tímida lengua. Mi mano se desliza a su cintura y mi boca hacia su cuello, mientras me araña con fuerza la espalda. Siento cómo sus dedos, tras tantear mi espalda bajan hacia el trasero. La miro a los ojos y mi boca se abate sobre la suya despiadadamente, con más fuerza que antes y la mano que estaba en su cintura, asciende por su cuerpo, debajo de la camisa, hacia su pecho. La suya comienza a acercarse a mi entrepierna... - No. Como si acabase de despertar de un sueño me pregunta. - ¿Por qué no? Busca una respuesta rápido. - No me gusta el sitio. Prefiero hacer el amor contigo en otro lugar... Más íntimo y con menos gente rondando por aquí. Ella parece reflexionar y asiente. - Además sería un poco pronto, ¿no? - Me pregunta. - La velocidad de las cosas han perdido valor para mí, si lo que siento es de verdad. Sonríe. - Voy al baño, ahora vuelvo. En un intento de calmarme de la situación, cojo la botella. Está fría, esto lo han preparado hacía poco, tal vez cuando desapareció Julián... La abro y me tomo un buen sorbo, sintiendo cómo el licor me quema la garganta a su paso. Lo necesitaba.
Miro los preservativos y una inquietud me turbó. Abro uno de ellos, y lo lleno de la bebida, está salió sin dificultad del condón. Sara me sorprende - ¿Qué haces? - Comprobar que tu amigo lo tenía todo preparado, cariño. Y lo tenía bien preparado. | |
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