Alnilam
| Sujet: Fragmento #34 - El expediente de los cinco 06.01.09 17:12 | |
| Lunes, 29 de Diciembre de 2008 En Sevilla Quedé con él a las siete y cuarto, perdón, a él le gusta decir a las diecinueve horas, quince minutos; y según mi reloj son las diecinueve horas, dieciséis minutos. O algo anda mal, o mi reloj tiene adelantado un minuto. Aparece de entre la multitud y veo que porta una carpeta amarilla, de cartulina. Su gente no gasta mucho dinero en materiales escolares, por lo que veo. Se acerca a mi mesa y toma asiento. No dice nada, ni me mira, solo me tiende la carpeta, con la que casi derrama la bebida que estoy tomando. - Ahí está todo. - Se mete la mano en el bolsillo y saca un sobre. - El dinero. - Vuelve a meter la mano en otro bolsillo y saca unas llaves, un papel y una tarjeta. - Un permiso de conducir y las llaves de un coche que te espera en el garaje de este centro comercial, primera planta, aparcamiento B - 17. - El coche... - Comienzo a decir mirando las llaves. - ¿Tiene misiles, rompetapacubos, botones extraños en el salpicadero, matrícula cambiable? - Dejate de tonterías y presta atención, ¿quieres? - Si insistes... - Interrumpo. - Bien, te voy a dar doce mil euros. La mitad ahora... - El resto después. Bien. - Mucho cuidado, no son gente con la que uno puede bromear. Mi tío preocupándose por mí, eso es nuevo. - ¿Y si tengo problemas con la policía? - No te preocupes por ellos, saben lo que necesitan saber. - Esto no tiene ni pizca de gracia. - ¿Alguna pregunta? - No. - Bien, quiero que memorices las caras, nombres y demás información que se te presenta en la carpeta. Ahora. - Su voz pasa de ser un susurro a una fría y autoritaria.
Abro la carpeta y encuentro una serie de folios escritos a ordenador con unas fotos adjuntadas. Los folios aportaban información sobre las personas fotografiadas. La primera es de una chica rubia, de ojos negros y labios carnosos, se trata de Marta. Al parecer, con ayuda de ciertas personas ha conseguido celebrar la fiesta en el gran salón del hotel de Sierra Nevada. No esta mal.
Segunda fotografía, es un hombre de unos cuarenta y tantos años, no, cuarenta y cuatro años según el expediente. La alopecia es su problema, ojos azules y una nariz con la que seguramente mató a su mujer en el primer beso. Se llama, monsieur Gervase. Esto me suena a coña. Al parecer es el centro de atención de la gente con la que trabaja mi tito. Él es el que proporciona la droga. - ¿Esperas que se presente o qué? - Pregunto. - Tenemos información que dice que es muy probable.
Tercera fotografía, es un chaval, rubio, con un piercing en la ceja derecha. Tiene un largo expediente criminal en el que figura el robo de un par de coches; hace dos años se enzarzó en una pelea que acabó perdiendo, para dos días después tomarse la revancha, junto con cuatro personas más. El vencedor del primer round acabó con cuatro apuñaladas. Lo mejor es que vive para contarlo. Responde al nombre de Antonio. Y es, curiosamente, amigo de Pablo.
Al llegar a la cuarta fotografía el folio se me cae de las manos, no puedo dar crédito a lo que veo, no esperaba que ella apareciese entre estas personalidades. Se trata de Sara. Miro a mi tío y me sonríe. - Sigue leyendo, Jaime. Me salto los datos personales de Sara y paso directamente al grano. Sara conocía a Pablo desde que comenzó a estudiar en el instituto. Pablo es de Sevilla y necesitaba un piso cercano en Sanlúcar, la amistad que trabó con Julián hizo posible que los padres de este les dejara su residencia en Sanlúcar. - ¿Qué tiene que ver Pablo conmigo? - Sigue leyendo, hazme el favor. Las preguntas más adelante. Pablo se echó una novia, Silvia. Ella esta estudiando Periodismo, en Sevilla. De hecho, por eso, conocen a Marta. La vinculación con Sara es pura amistad. - Nadie sabe quién es Pablo, ni cuál es su pasado. Nadie sabe nada de él. Lo que tenga contra tí, lo tendrás que averiguar tú. - Tito, ¿qué tengo que hacer yo allí? - Está bien , claro. Reúne todas las pruebas posibles contra él. Infórmate de los puntos de reunión, con quién lo hace... Trabajo de rutina, ya me entiendes. - No esperarás que te sirva la cabeza de Gervase, ¿no? - Aún no. Gracias. Eso nos lo dejas a nosotros. - Me guiña un ojo, este tío es gilipollas. - Es un alivio saberlo, tito. - A partir de ahora, soy comandante, para tí. - Es un alivio saberlo, mi comandante. - Bromeo. Sigo leyendo. Pablo no tiene fotos, y cuando nos chocamos en Sanlúcar, no le ví la cara. Al parecer se sabe que su padre murió y él se encargó de la familia. Fue detenido por robar un coche y, más tarde, por pegarle una paliza a un chaval. Tras esto, Gervase lo contrató para que distribuyera sus polvos hasta que fue detenido nuevamente y encarcelado. Tres años más tarde aparece en Sanlúcar y decide estudiar un bachillerato de ciencias. No me dice gran cosa, la verdad. Fin de la carpeta. - ¿Alguna pregunta? Sabemos que se van a quedar como unos tres días en la zona, para practicar el deporte típico de allí. Sabes esquiar, ¿no? - No. Tu curso para espías y traidores no daba para más. - Hago una pausa y añado - Si monsieur Gervase hace acto de presencia, ¿qué cojones hago yo? - Informar de todo lo que veas. Pero sin que ellos te vean. En el momento en que lo hagan... - No continúa la frase. - Estas solo en esto, Jaime. - Solo espero que tus hombres, si deciden actuar, no lancen las bombas lacrimógenas cuando yo esté presente. El comandante recoge su carpeta y se marcha. Son las veintiuna horas, cinco segundos... El tiempo vuela. | |
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