Alnilam
| Sujet: Fragmento #41 - La clave 12.01.09 1:52 | |
| Domingo, 11 de Enero de 2009 En Sevilla Suaves porrazos en la superficie de madera, no hay duda, se trata de mi madre. - Te traigo la cena. Casi sin ganas, le digo que no tengo hambre, sin siquiera abrirle la puerta de mi cuarto. Sus pasos se alejan y algo siento dentro de mí. La sensación de una soledad que me consume con demasiada rapidez. Pero los pasos vuelven, el pomo de la puerta gira y mi madre hace acto de presencia. La pobre lo máximo que obtiene de mí es un bufido. ¿Qué le voy a hacer? Enciende la luz, cuyos rayos alcanzan mi rostro y revelan que estaba llorando. Veo su mirada y sé que esto le parte el corazón. Se lo partiría a cualquier madre. Cierra la puerta tras de si. - No soporto verte así, cariño. Cómo me gustaría contarle todo lo que pasó en Sanlúcar de Barrameda y en Sierra Nevada, cómo me gustaría que he estado trabajando para el tío para ayudarles un poco a ellos, y sí, también por mí; decirles que soy responsable de que Sara ya no esté entre nosotros. - Pues no me mires. - Respondo secamente. Ahora debería irse, enfadada conmigo, tal vez consigo misma. Pero no se marcha. Se sienta a mi lado, en uno de los cuatros rincones donde estaba. - Jaime, - comienza a decirme. - Dios, nos da unos dones. Y tu tienes uno maravilloso. Cuando el mundo te necesita, tú siempre estás ahí. E intentas cambiar ese mundo. No es culpa tuya, que el desenlace sea malo, Jaime. No puedes cambiar el destino de las personas. Estaba escrito que Sara moriría. - Debería haberlo evitado. - No puedes, Jaime. No puedes martirizarte por querer echarle un pulso a Dios. - ¿Qué te hace pensar que existe? - El hecho que me bendijo con los dos mejores niños que una madre podría desear. Las lágrimas bañan mis ojos. - Jaime, tu eres una herramienta más del destino, de Dios, de vete tú a saber qué... Eres una especie de guardián, siempre dispuesto a ayudar a los demás, a sacrificarte por cualquiera de nosotros. No sabe que delaté a Diego cuando más me necesitaba. - No pude salvarla, mamá. - Nadie podría haberla salvado, tesoro. - ¿Qué se supone que debo hacer ahora? - Vivir, Jaime. Los muertos no regresan para nuestra desgracia. Y solamente vivimos una vez. Tienes veinte años y una chica fabulosa. - La miro extrañada puesto que ella pensaba que estaba con Elena. - Ya sé la historia, Jaime. Ya la sé. Y creo que Estrella es una buena chica. Te quiere mucho, cielo. - ¿Cómo lo sabes? - Si prometes levantarte de ahí, comer algo y seguir luchando, lo descubrirás, Jaime. Te lo prometo. ¡Vuelve a ser el luchador que eras! Se marcha. Le sonrió y le digo que la quiero. Vuelvo a estar solo, me levanto y cierro la puerta. Veo mi rostro en el espejo. Mis ojos tienen una tonalidad rojiza, están cargados. Volver a luchar. La frase me suena a ironía. ¿Cómo luchar si me han quitado una parte de mí? No puedo con toda esta historia, no puedo. He sobrevivido dos veces y a la tercera va la vencida... No tengo fuerzas para seguir luchando. Le doy un puñetazo al espejo y lo rompo. El objeto no sangra, no así mis nudillos. Vuelvo a sentarme, esta vez cerca del espejo roto. Me echo las manos a la cabeza y vuelvo a llorar, en un intento de desahogo, pero no puedo, no puedo quitarme esa culpa cuando los ojos de Sara me miran, me reconocen y me piden ayuda... Juro de verdad que no puedo seguir adelante. Todo deja de tener importancia. Estrella no puede quererme, es pronto para que lo haga, y encontrará a otro chico que sea mil veces mejor que yo, que los hay. Y dones, yo no tengo dones, puesto que nunca he solucionado nada. Incluso la muerte ha dejado de tener importancia. Ella me ha buscado dos veces, que no se preocupe, esta vez seré yo el que salga a su encuentro.
Cojo uno de los trozos de cristal, es afilado. Me quito la camisa de manga larga y me quedo con la camiseta de mangas cortas. Pongo el frío e improvisado cuchillo a la altura de las venas de mi muñeca. Es una solución cobarde, para un supuesto luchador, pero no encuentro otra solución a mi vida. Todos se pueden apañar sin mí, no soy importante y mi vida es un sin sentido. Sí puedo echarle un pulso a Dios, si me quito la vida no podrá jugar conmigo. Jaque mate.
Pero, me olvido de que lo mío es una condena en vida. No solo no tengo cojones para la vida, sino que tampoco puedo cortarme las venas. Es el destino... ¿El Destino? | |
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Nekkar
| Sujet: Re: Fragmento #41 - La clave 12.01.09 14:34 | |
| Por un momento pensé que iba a hacerlo... Este relato me ha recordado muchísimo a Escuadra hacia la muerte. | |
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Alnilam
| Sujet: Re: Fragmento #41 - La clave 12.01.09 15:24 | |
| Escuadra hacia la muerte? Perdona mi ignorancia, pero qué es? xD | |
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Nekkar
| Sujet: Re: Fragmento #41 - La clave 12.01.09 18:25 | |
| Una obra de teatro de Alfonso Sastre. Es existencialismo puro, como La clave. | |
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Alnilam
| Sujet: Re: Fragmento #41 - La clave 12.01.09 19:45 | |
| Tendré que hacerme con ella!!! | |
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| Sujet: Re: Fragmento #41 - La clave | |
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