Domingo, 22 de febrero de 2009
En Barcelona
- ¿Por qué crees que puedes trabajar para nosotros?
- ¿Cómo?
- Que cuáles son tus principales cualidades. Ya sabes, por qué nuestra empresa debería interesarse en ti.
Toma que toma. Porque me muero de hambre, por ejemplo. Cualquiera diría que estoy pidiendo empleo en un restaurante. "Nuestra empresa". "Cualidades". "Empresa".
- Bueno...soy un chico muy trabajador.
- Ya - enarca la ceja y apunta cosas. Ojo, David. Mucho ojo.
- Soy muy atento. Parece que no, pero siempre estoy atento de todo y pocas cosas se me escapan. Y en el trato con el cliente soy exquisito.
Asiente. Le como la oreja un poco más, como le leí hacer una vez a Bukowski. Mi trabajo es como mi familia, mi segundo hogar. Estoy deseando trabajar para ustedes, por favor, estoy deseando trabajar para ustedes.
Pasado un ratito, el tipo cierra su libreta y se levanta. Creo que ha sido mala idea pedir una cerveza a las 11 de la mañana, sobre todo si él ha tomado un café. Me mira con cara de pocos amigos. Le ofrezco mi mejor sonrisa y le estrecho la mano.
- Ya te avisaremos.
- Claro, claro.
A saber. Igual avisas a tu puta madre, tío. Igual. Cojo mi chaleco, asiento con la cabeza y salgo de allí. No he terminado de doblar la primera esquina cuando suena mi móvil. Número desconocido. Una voz femenina y amable pronuncia mi nombre.
- Sí, soy yo.
- Hemos aceptado su solicitud. Empieza mañana a las 11.30.