Fragmento #100 - Camino de rosas

Los caminos son inescrutables, qué duda cabe. Nunca se sabe lo que te puedes encontrar, y si te paras a pensar, nunca sabrás por qué se inicia, por qué tu estas en medio... Y si encuentras respuestas, por favor, avísame.

Y aquí estoy, caminando en una calurosa tarde de Junio, con el sol más caliente y brillante que nunca, dándome en la cabeza. ¿A quién se le ocurre quedar a las cinco de la tarde en Nervión Plaza? A Alma, claro está... ¿A quién se le ha olvidado recargar el bonobús?... Ya, claro. Dejémoslo ahí.
- ¡Jaime!
- ¡ Coño, Claudio!
Mi alumno de Filosofía. ¡Cuánto tiempo sin verlo! ¡Cuántas mañanas y tardes estudiando a Sócrates, a Kant...! Cuántas cosas se me vienen a la cabeza.
- ¿Adónde vas?
- Al Nervión.
- Te acompaño.
Y ya no es un camino solitario. Gracias al cielo. ¡Uy! La cara de esa tipa me suena... ¡Adriana! Y va con otro que no es Martín. Hum, que mal te veo, guapa. Ya se sabe, quién mal anda...

Llegamos a la esquina. Nos cruzamos con Rocío. Se la presento a Claudio y dice que me acompaña también al centro.
- Por cierto, recuérdame que te tengo que contar algo.
¡Ea! Ya tengo asegurado un nuevo capítulo de mi vida. ¿Qué consuelo saber que no moriré mañana.

Un chaval cruza la carretera. Joder, el día de las coincidencias. Robert.
- Te veo bien acompañado.
Le doy un abrazo. Cuando éramos más niños seguramente me habría ahorrado darle uno, por el simple hecho de que es gay, pero es tan humano como yo y si Dios los crea... Por qué empeñarse en arreglarlos como si fuesen cosas... Nunca entederé a los quicos del Opus.
- ¡Adiós Jaime! - Me grita alguien con rintintín. - Aquí, aquí. - Perp por más que miro no veo a nadie. ¡Hostia! Elena y Sebastián juntos. No me jodas.
- Vas para Nervión, ¿verdad?
- Sí.
- No pensarás irte sin nosotros.
Y este camino interminable avanza. ¡Coño! ¿Qué es eso? ¡Oh, Dios Mío! Es un poster inmenso del nuevo James Bond.
- Tiene toda tu cara, Jaime. - Comenta Rocío.

¡Ups! Una chica está agachada junto delante de mí y tropiezo con ella. Pero, ¿qué coño hace con el culo así?
- Esto... Perdona. - ¡Ah! Está cogiendo algo del suelo, su móvil tal vez. - Es que había visto las puertas abiertas.
- Pues lo has clavado, guapo.
Soltero seguro que no me contesta así. Se queda mirando y entonces, me doy cuenta de que me sigue bastante gente. Y creo que todos los que están se merecen la categoría de amigos. Cojo las escaleras que me llevan a la segunda planta y qué sorpresa. En los recreativos está Josecas y su puta hermana y en la cantina... ¡Oh, Dios! Estrella y el capitán Francisco Francia. Rápido, sube, sube.

Alma me espera allí. El fin de mi camino conduce a mi chica. La luz de mis días y la luna de mis noches oscuras.
- ¿Cómo has tardado tanto?
Y mi mente está en la Great Week, en el momento de nuestra declaración de amor en la que nuestros sentimientos y nuestros latidos hablaban por nosotros.
- Lo siento, me he encontrado con algunos amigos.
Pero ellos no están. También tienen sus caminos.
Mi vida es Alma, de la misma forma que la vida para otros es Vodafone.
Será por eso que el camino de nuestra vida es anónimo. Igual que no se sabe qué pasará, tampoco sabré quien me la escribe. Pero aún así, le empiezo a tener cariño.