Fragmento #79 - Llenos de gloria

Ahora que ni Pablo ni sus amigos tienen clase, celebramos cada noche. Salimos aprovisionados de litros de cerveza o tinto y nos recorremos Barcelona bebiendo y cantando. Solemos acabar en la calle Marina, pidiendo papel de fumar o probando suerte en los garitos, y muchas veces la suerte canta como una sirena. Estamos plenos, fuertes. Abrimos las manos y aparecen llenas de billetes. Somos jóvenes, llenos de gloria.
- Venga, a mi salud - me dice Pablo mientras me pasa el porro. Le pego y se me cambia la cara.
- Pero qué prisa os ha dado.
Se ríe. Algunas veces nos quedamos todos muy serios y muy quietos, pero es porque pasa la policía. Solemos intentar ocultar el alcohol o el porro y cogernos todos para que piensen que somos borrachos abatidos que se arrastran. Hasta en eso tenemos suerte y no nos tocan.
Hoy, precisamente hoy, rompe a llover como si fuera un milagro en la Barcelona del verano y el calor. Ellos abren los brazos y echan correr por donde sea. Hoy, la Rambla. Yo los sigo mientras sonrío y bebo. Doblamos una esquina, doblamos la otra. A ratos corremos y a ratos casi gateamos.
- ¡Artista el último!
De pronto veo una fuente y que todos corren hacia ella, mojados, y la toman. Yo sonrío y de pronto, sin entenderlo, me acuerdo de Michelle. Michelle.