Fragmento #80 - Qué tiene París

- ¿Pero por qué?
No ha sido buena idea darle la noticia desayunando. No, señor. El desayuno no es el mejor momento para cosas como esta. De hecho, no es el mejor momento para nada.
- Pablo...
- ¿Y el trabajo? ¿Qué vas a hacer con el trabajo?
Oh, dios. Ahora llega el peor momento. El de dar explicaciones.
- Lo he dejado. Tengo dinero suficiente. De hecho, toma.
Dejo varios billetes sobre la mesa. Los mira y luego me mira a mí.
- ¿Y lo que estás escribiendo?
- Me llevo algunos cuadernos. Todo está bien.
No deja de mirarme, pero sé que está pensando. El dinero sigue sobre la mesa, justo al lado del pa amb tomaquet. No me quita la vista de encima, así que me pongo nervioso y decido tomarme el café de golpe. Coge el dinero y lo pone en mis manos.
- Toma, anda. A mí no me hace falta.
Saca un cigarrillo y lo enciende, empieza a fumar. Es raro ver a Pablo fumar mientras comemos. Se le ve que está nervioso.
- ¿Pero por qué?
- Necesito volver a ver a alguien.
- ¿Qué tiene París?
Me encojo de hombros y le pido un cigarrillo. Me lo da, lo enciendo y aspiro. Sigue mirándome. Tengo que decirle algo, responder.
- No lo sé. Creo que tengo que darme una oportunidad.
- ¿Volverás? - esta sí que no la esperaba.
- Claro. No tengo a dónde ir, Pablo. No tengo a dónde.