Fragmento #112 - Muerte en vida

El trabajo no sobra. Los que desean un trabajo están desamparados por el país y los que están cansados de trabajar solo se dedican a calentar sillones. La solución está clara, ¿no?

Pero imagino que la respuesta sería la misma que aquel que le escribió a Chavés sobre la mala conservación del parque María Luisa, un paraje precioso y bien cuidado para auqellos aquellos que quisieran tomar un agradable respiro con motivo de los cientos de extranjeros que venían a visitar la Expo del 92: Lo sentimos pero nos dedicamos a solucionar otros menesteres que tienen más importancia social... Y la realidad es que ni el parque está arreglado, ni tampoco se han hecho visibles esos menesteres de índole social.

Voy a tomar café, me miro en el bolsillo y me encuentro un euro. Contemplo la cara del rey en la moneda. Y me doy cuenta de que no es solo un euro, sino que es lo que me va a permitir cambiarlo por barras de pan, o por paquetes de fideo o de legumbres, o por un cartón de leche, o por.... Y entonces, solo entonces, valoras el trabajo y el esfuerzo de tu padre. Llegas a valorar que un segundo de placentero sexo puede convertirse en una vida maldita, y en la periferia de esa vida, donde se encuentran familiares, amigods y novias, los descubres destrozados por un calentón, en un momento determinado.

Es un trabajo "precioso" que has hecho tu solo.
- Con todo lo que has luchado en la vida, Jaime.
Lo sé, mamá.
- Con la de veces que has demostrado que puedes seguir adelante.
Soy consciente, papá.
- Con la vida tan bonita que podíamos tener juntos, Jaime.
Y cuando valoras aquellas palabras, lloras de impotencia por no haber sabido valorarlas.