Fragmento #10 – Otro rumbo

La empresa ha finalizado uno de los proyectos más ambiciosos de su historia: yo acabo, personalmente, de estampar mi firma en los últimos planos que quedaban por revisar. Ahora sólo queda archivar y enviar. Un maravilloso aerogenerador de más de 100 metros de diámetro y 3 palas, energía ecológica a raudales... También está llegando a su fin otra cosa: mi condición de empleado de esta oficina.

-No puedo creer que te vayas- oigo una y otra vez.

Pero así es, no hay vuelta atrás. Mientras termino de empaquetar mis bártulos en cajas, pienso con cada objeto, en cómo me ha conducido hasta tomar esta decisión. Recuerdos de viajes, souvenirs para escritorio, alguna foto... No tengo raíces, ¿de que valen las fotos?

Tengo dinero, y posibilidad de encontrar algo bueno en otra parte; se me antoja salir de Madrid. Dejarla, casi con rabia, y con ella a muchas frustraciones. No tengo raíces. ¿Soy demasiado mayor para arraigarme? ¿Demasiado joven para dejar de buscar?

Hace uno años, con los colegas de la universidad era fácil elaborar planes: ...y entonces encontraré a alguien y nos hipotecaremos hasta las cejas metiéndonos en un cuchitril enano y mono y... Yo encontré un empleo, casi se podría decir que "el empleo" Tengo un expediente envidiable, buena presencia, he dejado buena impresión allí donde he colaborado, menciones especiales por mis trabajos... ¿Vida vacía? no, no lo creo. Se valorar lo que tengo. No es vacía, es insatisfacción, es tener un hambre constante.

Recuerdo cuando un compañero me entregó este trozo de cordel con 4 nudos en él. me había convencido para asistir a una sesión de su grupo católico, Sí, llegue a pensar en la religión. No para dedicarme a ello claro. Buscaba. Y sigo buscando... Quizá tire los tabiques de mi piso, es un pequeño gesto en honor a la libertad.