Fragmento #11 – Sin paredes

He tirado todos los tabiques de mi casa. Siempre me gustaron los lofts. Evidentemente, no ha quedado todo como un espacio diáfano. La arquitectura de mediados del siglo pasado no contemplaba soluciones tan novedosas. He tenido que dejar las paredes del baño y parte de las de la cocina. Aun así el efecto es espectacular.

Aquí, sentado en el sillón que colocado en una de las pocas esquinas que sobreviven, observo la destrucción. Bueno "destrucción" Para mi es libertad. Libertad barata, de la que me puedo permitir para hacer que mis ahorros duren lo más posible.

Contemplo un extracto del estado de mi cuenta. Si pudiese vivir gastando lo que he gastado esta semana creo que podría pasarme meses sin trabajar. No tengo ninguna gana de tener que obedecer a ningún jefe; tampoco voluntad para ser yo mismo quien me mande. Desidia, dejadez, pachorra en una palabra. No estoy triste, disfruto de este pseudoabandono.

Afuera: los precios que no dejan de subir, huelgas de transportistas, prisas, agobios... Yo respiro paz. Ahora veo mi nuevo salón-cocina-dormitorio-pasillo. Muchas cosas se amontonan en los rincones donde las aparté para no estorbar en la obra. He conseguido algo que siempre había deseado; una habitación grande y casi desnuda. Solo brilla la pantalla de mi ordenador. Al contrario que la otra ventana que me separa del exterior, esta otra, ahora iluminada, me invita a un mundo casi de fantasía.