Fragmento #41 - Michelle

He quedado con Michelle en media hora. La llamé ayer por teléfono y tuvimos una conversación algo accidentada, pero por suerte Jaime habla francés y me ayudó a traducir. Al final quedamos a las 7 de la tarde en la estación de tren, así que esta mañana me levanté temprano, agarré mi mochila y pasé por casa de Miquel para darme una ducha y lavarme el pelo. Es agradable el frescor de esta brisa, entre la piel limpia y una camiseta recién planchada.
A las 7 aparece, puntual. Estaba terminando de liarme un cigarrillo cuando la veo doblar la esquina, con un vestido verde y el pelo recogido. Cuando me acerco para darle dos besos, veo que se ha maquillado para mí, lo que me hincha el pecho.
- Salut.
Respondo con lo mismo. Echamos a andar por una acera estrecha, así que ella se me adelanta y la contemplo desde atrás, cómo se mueve y contonea. Es ella la que me dirige y ya no sé dónde estamos, ni cómo volver a la estación.
Al rato, entramos en una cafetería. Ella sigue caminando, me lleva hasta el fondo y se sienta al lado de un ventanal. Yo me siento en frente. Acude un muchacho y pregunta en francés. Ella responde y luego los dos me miran.
- Whisky.
Con eso ha bastado. Luego, el muchacho vuelve y a ella le pone un té. Saboreo el whisky, lentamente. Ella prueba a hablar en inglés, pero se detiene al ver que niego con la cabeza. Chapurrear canciones no es hablar inglés, no es lo mismo. Me mira y en sus ojos leo rendición, así que abro mi mochila. Ella mira atenta, saco un folio y se lo doy. Lo coge y sonríe. Lo mira. Luego dice algo, supongo que algo así como "¿es para mí?" o "¿pensabas en mí cuando lo escribiste?", así que asiento sin saber si me equivoco y su sonrisa se vuelve aún más grande.