Naos
| Sujet: Fragmento #62 - Vuelta al pasado 07.01.09 15:51 | |
| Domingo, 27 de Abril de 2008 En Alanís El sol de la mañana entra por la ventana y por la puerta abierta, la puerta que da a la calle y que abre paso a una gran habitación a modo de sala de estar y entrada. Las paredes blancas pintadas de cal, algunos cuadros colgados con láminas amarillentas y pocos muebles, rústicos y viejos. Isabel se apoya en el quicio de la puerta y los rayos de luz iluminan su silueta. Mira afuera, a una calle estrecha de paredes blancas y ventanas enrejadas. Nada se escucha en el pueblo, sólo la respiración de Isabel mientras fuma y echa el humo hacia la calle. Me levanto del sofá tapizado con un gastado cuero bermellón y me acerco a ella. - Hace buen día... ¡Y qué tranquilidad! - Sí...-contesta ella, pensativa, mirando al campanario que se ve al fondo de la calle. - Podríamos venir más días aquí... como un desestresante de la ciudad. - No sé...- dice bruscamente, sin dejar de mirar al campanario. - ¿Pasa algo?- le pregunto extrañado mientras salgo a la calle y miro el cielo despejado. - Nada...- da una larga y profunda calada al cigarrillo- Muchos recuerdos... Cada rincón de la casa y de la calle me recuerdan a algo... o a alguien. - Te entiendo- le digo- ¿Aquí nacieron tus padres? - Sí, mis padres y toda mi familia. Mis abuelos, mis tíos, mis primos... El campanario comienza a repicar a lo lejos, es hora de misa. Un grupo de mujeres sube por la calle, vienen hacía aquí, en dirección a la iglesia. Al escuchar sus voces, Isabel gira la cabeza y esfuerza la vista para luchar contra la claridad que se refleja en la cal de las paredes. De repente, se incorpora y se acerca al grupo de mujeres. - ¿Tita Juana?- pregunta dirigiéndose a una mujer mayor, de pelo canoso y enlutada. - ¡Isabel!- exclama la anciana- ¿Pero qué haces por aquí?- las dos se abrazan e Isabel la besa en la frente- No sabía que estabas aquí... ¡Cuánto tiempo! - Sí, tita. Hacía tiempo que no venía a pasar unos días... ¿Y el tito? ¿Cómo le va? - Pues ahí va, hija. Así vamos todos... para delante. En la plaza debe de estar con los amigos, a ver si te acercas luego... y le das una sorpresa... ¡Qué alegría verte! - Yo también me alegro, tita.- Isabel ríe y saluda a las otras mujeres. - ¿Y tu padre cómo está, Isabel?- pregunta la anciana- Me enteré que viniste a por él y que vive contigo en Sevilla, ¿no? No os vio nadie esos días... - ¿Mi padre? Está bien, en casa...-la tita Juana no ha notado la mentira- Vine un día a recoger las cosas y a cerrar la casa, no nos quedamos mucho tiempo aquí. - Bueno, bueno...- la anciana gira la cabeza y mira hacía dónde estoy yo- ¿Y ese mozo tan guapo de la puerta?- pregunta la tita Juana señalándome con el dedo.- ¿Es tu novio? - Sí, tita. Mi novio...- me acerco a la anciana- Se llama Mario. - Encantado, señora- digo mientras le doy dos besos. - Uy, uy... ¡Qué guapo es! ¿verdad, niña?- dice la tita a una de sus amigas. - Mujer, tu sobrina tenía que estar con un muchacho así...- contesta otra mujer- Si era la niña más guapa de Alanís, iban todos los zagales detrás de ella... Isabel se ríe con ese comentario y se acerca a mí cogiéndome por la cintura. «Es muy guapo, sí», dice y me da un beso en las mejillas. - Buenos, cariño- comienza la tita Juana- Nos vamos, que llegamos tarde a misa. Acércate a la plaza a ver al tito... y no hagas de comer; vente a nuestra casa, ¿vale? - Vale, tita. Allí estaremos, y otra cosa...- Isabel se queda callada unos segundos- ¿El primo Javier está aquí? - Sí, claro. No veas lo grande que está, hoy va a comer a casa... Así nos reunimos todos, que hace más tiempo que no lo hacemos... Y con estas palabras, el grupo de mujeres sigue calle arriba hacia la iglesia que sique repicando campanas de misa. - Cojo las llaves y nos acercamos a la plaza, ¿vale?- me dice Isabel entrando en la casa. Yo afirmo con la cabeza y la sigo adentro a coger las gafas de sol.
Al cerrar la puerta, me doy cuenta: aquí reside el pasado de Isabel, sus raíces, su familia, su historia. Todo de lo que yo huyo...
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