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 Fragmento #45 - Víctima de Destino

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2 participants
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Alnilam

Alnilam



Fragmento #45 - Víctima de Destino Empty
MessageSujet: Fragmento #45 - Víctima de Destino   Fragmento #45 - Víctima de Destino Empty16.01.09 20:14

Viernes, 16 de Enero de 2009
En Sevilla

Podría estar en mi casa, con el calentador, hablando con mi chica por ordenador. Pero no, el deber me llama, tengo que encargarme de mi primera víctima.
"Este de aquí, - me dijo Sebas hace dos días, señalando una fotografía que tenía del grupo Destino. - es Gregorio. Es drogadicto y casi todos los Viernes por la noche va a un garito, un prostíbulo, en un polígono industrial de Sevilla"

Tengo su cara grabada a fuego en mi cabeza, pero él no aparece.
- ¿Qué va a tomar? - Pregunta un camarero que se acerca a mi mesa.
- Dry martini.
- Muy bien.
- Espere, en un vaso grande, sino le importa.
El camarero asiente y se va. Las luces se apagan y la magia del show hace acto de presencia. Dos chicas se ponen a bailar con pasos muy eróticos. La tensión empieza a subir y eso se nota en el ambiente. Alguien me pone su mano en mi hombro, se trata de Andrés Pardilla, hacía mucho tiempo que no lo veía, desde aquel día que me abrió los ojos cuando buscaba una cocacola y un caramelo de menta. Se sienta a mi lado con una sonrisa.
- ¿Qué tal estas, Jai...? - Antes de que acabe la frase le estampo la cara contra la mesa.
El camarero se acerca con mi bebida y mira a Andrés con aire dubitativo.
- Le tengo dicho que no debe beber tanto. - Respondo a modo de excusa.
El camarero sonríe y se marcha.
Andrés ha perdido la conciencia, lo siento, pero iba a decir mi nombre en un garito donde está Gregorio, miembro de Destino. Lo último que necesito es que se me descubra antes de tiempo.

Otra mano se posa en mi hombro, y acto seguida, la mano que faltaba se pone en mi otro hombro. Me masajean y se deslizan suavemente por mi cuello, mi cara, hasta llegar a mis ojos.
- ¿Quién soy? - Me dice con una voz sensua. A pesar de sus manos, la voz sí es de chica.
- Confieso que no tengo ni idea, preciosa.
- Soy la Reina de Corazones. Y esta noche el tuyo será mío.
Me hace gracia.
- ¿Vas a invitarme a tomar algo? - Me dice ella.
- Claro, siéntate.
Sí es una chica cuya preciosa voz le hace justicia. Se sienta enfrente de mí, dándole la espalda al show. Es entonces, cuando me doy cuenta que otras prostitutas se acercan a otras mesas, donde hombres desesperados sexualmente, sin amor, cariño o sexo, marginados de la sociedad, drogadictos, gentes sin futuro, sin un mañana, se dejan embaucar por la hermosura de alguna de las chicas. No parecen que estén mal cuidadas, supongo que cobrarán bien. La chica que está sentada en frente de mí se echa para arriba la falda de su traje, dejándome ver las bragas. La excusa es que hace calor. Esto me da pena. ¿Cuánto años puede tener, por Dios?, ¿dieciocho? Pero tengo que hacerlo.
Levanto la mano y llamo al camarero. Acude enseguida.
- ¿Sí?
- Póngame lo que pida la reina.
- Lo de siempre.
El camarero vuelve a matcharse.
- ¿Cómo te llamas? - Me pregunta
- ¿Te he preguntado yo el tuyo?
Ella sonríe. Su cara adquiere una mueca extraña cuando ve a Andrés. Miro yo también y veo que echa sangre por la nariz.
- Es lo que tiene el pobre, se mete tanta mierda por la nariz que...
- A mí también me pasaba cuando empecé a los quince.
Las luces se encienden. El camarero llega con el licor de la chica.
- Bueno, hombretón, no puedo estar aquí eternamente, y ya que tu amigo está explotado, ¿quiéres que lo hagamos?
- Estoy buscando a otra persona.
- No hay nadie mejor que yo, te lo aseguro. Yo te puedo llevar al séptimo cielo antes de que te des cuenta.
- No lo pongo en duda, pero... Mi debilidad no son las mujeres.
Se queda callada y se marcha indiferente. Doy un sorbo a la bebida, está muy fría y mi garganta seca, por los acontecimientos, agradece que este helada. Las luces vuelven a apagarse. Otro show. Algunos hombres se acercan ya a la pista donde bailará otra gogó semidesnuda. Pero me llevo una sorpresa, es un tío. ¡Es Gregorio!
Vuelvo a llamar al camarero.
- Señor, ¿por qué no me lo pide todo de una vez? Parece que solo estoy para usted.
- Y mientras yo me deje los billetitos aquí, así será. - Le digo metiéndole en el bolsillo de su chaqueta un billete de ciencuenta euros. - Quiero que le digas a Gregorio que se acerque a la mesa cuando termine el espectáculo.

Es bochornoso ver a tanta gente metida en este lugar. ¿Cuántos sueño rotos habrán tenido está gente para llegar a estos extremos? Chicos y chicas con toda una vida por delante y solo la emplean en buscar otras maneras de morir. Es ridículo. El streaptease de Gregorio finaliza. Desaparece detrás del telón y veo que el camarero se dirige a la parte de atrás.
- No te muevas de aquí. - Le digo a Andrés cómo si pudiera escucharme.
Sigo al camarero con sigilo y lo veo hablando con Gregorio, le está contando lo sucedido. Gregorio se asoma por entre las cortinas del telón para ver quién es la persona que lo ha llamado, me gustaría saber qué cara habrá puesto cuando ha visto que el que lo ha llamado es el pobre de Andrés que se ha quedado dormido en su número. Gregorio se mete en una habitación, y el camarero vuelve a su puesto. Espero un poco y el gogó drogata sale de su habitación. Es una suerte que no haya echado la llave. Cuando veo que sale, me meto yo en la habitación de él. Es un camerino y es una porquería, la verdad sea dicha. En el tocador hay de todo menos un set de maquillaje, a no ser que el polvo blanco que hay sean polvos para la cara, cosa que dudo. También hay preservativos usados por el suelo y un hedor insoportable. ¿Qué busco yo aquí? Algo, una pista de dónde puede estar Diego. Solo una pista. En la cama, ¡un móvil! Miro su agenda, buscándo un nombre que me diga algo... Y me dice mucho, Silvia. Esto es un gran paso, me lleva directamente a la novia de Diego, el círculo se estrecha. Memorizo el número y dejo el teléfono donde estaba. Me asomo a la puerta, no hay nadie. Busco una salida de emergencias que debe dar a la parte de atrás y salgo por ella.

Justo al cruzar el umbral, algo se abate sobre mi cabeza, algo firme y duro. Hace que pierda el equilibrio y también la percepción visual. Dejo que la oscuridad me consuma.
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Nekkar





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MessageSujet: Re: Fragmento #45 - Víctima de Destino   Fragmento #45 - Víctima de Destino Empty16.01.09 23:20

¿Qué sórdido todo no?
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Alnilam

Alnilam



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MessageSujet: Re: Fragmento #45 - Víctima de Destino   Fragmento #45 - Víctima de Destino Empty16.01.09 23:32

Sórdido, la realidad a veces puede ser demasiado sórdida!!!
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MessageSujet: Re: Fragmento #45 - Víctima de Destino   Fragmento #45 - Víctima de Destino Empty

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