Fragmento #108 - Las luces

Una vez alguien me dijo que la Tierra giraba a tal velocidad que no se podía percibir. Confieso que pensé que era un ignorante, que no tenía ni puñetera idea de lo que hablaba y lo confirmó cuando señaló, al instante, un lucero y afirmó que aquello era el satélite del Canal Plus que le daba el resplandor del sol a través del mar. Sorprendentemente acojonante.

Llevo horas con un hormigueo en la boca del estómago y con la garganta reseca. Las manos me sudan y me quedo callado porque no sé qué decir, o mejor dicho, no sé cómo empezar. Cada vez que me decido a decírselo solo vienen a mi mente las palabras sobre la rotación del planeta y ahora pienso que me equivoqué, el hombre no era un ignorante... Estaba loco.

Dios mío, qué bonito paisaje. Las olas acarician cálidamente a la arena, bañadas por la luz de una luna sin máculas. Y en la terraza del hotel, ella y yo, mientras cenamos. No me importaría morirme en un sitio como este, creo que es un buen sitio para alguien como yo.
- Jaime... Jaime, ¿te encuentras bien?
- Perdona, cariño, solo estaba distraído.
- Pues no te distraigas tanto o pensaré que te aburro.
- Eso es imposible... Aunque cuando me estuviste contando la historia de tu vida... - Dejo caer con tono burlón. Ella me mira con ojos de niña mala. Me la como. - No, tú nunca me aburres.
- Eso me dices porque soy una chica.
- De acuerdo, me aburres como una ostra.
- ¿Quiéres probarla? - Me pregunta indicándome el plato.
- ¿Quiéres casarte conmigo? - Le repongo casi inconscientemente.

Se pasa la servilleta por los labios y la deja sobre el áspero mantel blanco. Bebe de su copa y me mira muy seria, casi con desilusión.
- Perdona, - saco de mi bolsillo la cajita con el anillo de rigor. - no estoy acostumbrado a estas cosas. - Me justifico.
Se levanta de la mesa y se acerca a mí. Me abraza y me susurra al oído:
- Sí, quiero.
Me besa la oreja y yo respiro tranquilo.
- Quiero bailar.
- Bailemos.

Rotando sobre la pista recuerdo de nuevo las palabras de aquel viejo chiflado. Y descubro el mensaje, no es la velocidad de la Tierra, sino la del tiempo que pasa por nosotros sin levantar sospechas y yo no soportaba la idea de morirme en este bonito paraje sin antes firmar un pacto de amor con ella.

Alma... TE AMO